CONSUMO

Cosechas asfixiantes: producir cuesta un 33% más

El consumidor gasta un 6,2% más en llenar la nevera y obtiene un 1,4% menos de productos

Unas manos sujetando un manojo de tomates.

Unas manos sujetando un manojo de tomates.

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Irene Juárez

El coste de producir alimentos se ha disparado un 33% durante los cuatro primeros meses de este año, dato que ayuda a explicar el aumento de su precio de venta. Las derivadas económicas de la guerra en Ucrania han impactado de lleno sobre el sector primario, tanto por la crisis energética como por la inflación desbocada. De esta forma, agricultores, ganaderos y pescadores se encuentran con que el precio de las materias que utilizan para producir se ha elevado exponencialmente. La energía ha subido un 87,6%, los fertilizantes un 93,9%y los piensos un 27,4%.

La consecuencia más directa de este aumento en los costes de producción la paga el consumidor en el supermercado, donde se gasta un 6,2% más para llenar la nevera y se lleva un 1,4% menos de productos.

Sin embargo, los profesionales del sector no habrían trasladado "en su totalidad" este aumento de costes sobre el precio de venta. Y es que, con el fin de proteger la demanda, han amortiguado el encarecimiento y han recortado sus márgenes de beneficios. Una situación que puede llegar a poner en jaque la viabilidad de estas empresas, según la ‘lead economist’ de CaixaBank Research, Judit Montoriol, que ha liderado el informe sectorial Agroalimentario. Las compañías más pequeñas, de hecho, pueden estar incurriendo en pérdidas.

Si a esta coyuntura se le suma la situación de sequía generalizada que ha sufrido gran parte del territorio, y que ha derivado en cosechas más austeras, el resultado es una pérdida de peso del sector primario en la economía española. Mientras que en 2021 representaba el 2,8% del Valor Añadido Bruto (VAB), en el segundo trimestre de este año ha descendido al 2,1%.

Lo cierto es que, a pesar de este esfuerzo de los productores para no contribuir a hinchar los precios, llenar la cesta de la compra cada vez es más caro. El IPC de los alimentos subió en agosto hasta el 13,8% interanual. Y las perspectivas apuntan a que esta inflación seguirá elevada durante meses, pero acabará por contenerse. Lo hará ante la previsión de un otoño complicado en términos económicos, en el que se espera que el consumidor "se decante por comprar alimentos para cocinarlos en casa, compensando un eventual menor gasto en restauración", según indica el informe.

La salud del sector se puede medir también observando el mercado laboral. En este punto, hay una diferencia remarcable entre el sector primario y la industria agroalimentaria. El nivel de empleo del primero ha descendido en septiembre un 3% interanual, y cuenta con 1.054.627 trabajadores afiliados a la Seguridad Social. En cambio, el de la industria agroalimentaria ha evolucionado favorablemente: hay 466.636 afiliados, un 2,7% más que hace un año.

El encarecimiento de los productos se percibe, especialmente, en aquellos de los que el país es más dependiente: los cereales y el aceite de girasol, procedentes en su mayoría de Rusia y de Ucrania. De hecho, la producción de cereales en España es deficitaria, por lo que, en el caso del trigo, por ejemplo, han ganado peso en el mercado otros productores como Estados Unidos, Argentina o Brasil. Pero, ante la escasez de aceite de girasol -cuyos países productores no abundan-, se recomienda sustituirlo por otro tipo de aceite de origen vegetal. En ambos casos, y en general, el riesgo de desabastecimiento, tan temido al iniciarse la guerra, "está contenido".

En este contexto, los datos facilitados muestran que las importaciones han aumentado un 30,2% interanual entre enero y junio, doblando el crecimiento de las exportaciones, que lo han hecho en un 14,1%. No obstante, la competitividad del mercado exterior español no se ha visto perjudicada por el aumento de precios, precisamente porque se trata de un encarecimiento generalizado a nivel mundial. Sin embargo, la diferencia entre importación y exportación ha provocado que el superávit exterior de agroalimentarios haya pasado de suponer el 1,5% del PIB en 2021 al 1,2% este año.

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Con todo, el informe apunta que las perspectivas de evolución de precios son "moderadamente optimistas". Con las previsiones del mercado de futuros en el horizonte, se anticipa una bajada del coste de los productos, en comparación con los máximos de este año, registrados entre marzo y abril. Mientras la contienda entre Rusia y Ucrania continúe y el precio de la energía siga su tendencia alcista, sin embargo, los precios bajarán, pero no hasta alcanzar los niveles previos a la guerra.