PRIMER TANTEO

Escrivá inicia contactos con ERC y PNV para blindar la reforma de las pensiones

El ministro de Seguridad Social tantea futuras alianzas en el Congreso de los Diputados, mientras negocia con patronal y sindicatos

El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá.

El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá. / Europa Press/Alberto Ortega

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El ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, encara la última fase de su reforma de pensiones y que promete ser complicada en las mesas de negociación. Complicada porque pretende tocar elementos que inquietan tanto a patronal sindicatos, porque los primeros se preparan para unas elecciones internas en noviembre y porque el Gobierno no cuenta, de momento, con una mayoría clara en el Congreso para sacarla adelante. Ahí Escrivá se ha apresurado para mover ficha y ya ha iniciado contactos -a través de su equipo- con dos de los partidos clave de la mayoría de la investidura, ERC PNV, para tratar de engrasar las comunicaciones y armar un consenso suficiente, según confirman a El Periódico de Catalunya las distintas partes implicadas en las conversaciones.

Escrivá pretende enmendar estrategias anteriores, que dejaron en el alero hasta el último momento reformas pasadas como la reciente de fondos públicos de pensiones. Hasta ahora el guion negociador del ministro había sido negociar primero con los agentes sociales y luego sentarse con los partidos. Algo que había sido objeto de críticas por parte de algunas formaciones, que veían escaso margen temporal y de maniobra para tratar de introducir cambios a cambio de sus votos. 

Para mejorar las relaciones con sus potenciales futuros socios, el ministro ha iniciado una ronda de contactos preliminares con las fuerzas en el Congreso para sondear su opinión y prioridades en relación a los dos puntales que tocará la presente fase de la reforma: la reforma del sistema de cálculo de la pensión a raíz de los años cotizados y el destope de las bases de cotización y la pensión máxima. 

Las mayorías que el titular de la Seguridad Social pueda armar entorno a esas dos cuestiones exigirán de equilibrios. Pues las posiciones de salida de PNV y ERC no son las mismas. Los catalanes ven con buenos ojos el destope de las bases máximas, mientras exigen un criterio de solidaridad para aumentar la cuantía de la pensión máxima, pero no en la misma proporción, según cuentan fuentes republicanas. Con la idea de que los empresarios aporten más al erario público en el caso de sus trabajadores mejor pagados, pero el Estado no aumente proporcionalmente su gasto y reparta esos recursos extra entre otros colectivos más vulnerables. Como el de pensionistas que cobra la mínima, por ejemplo. Aquí la posición republicana coincide bastante con la defendida por CCOO y UGT. 

Los nacionalistas vascos recelan de revelar sus posiciones de partida en estos primeros tanteos, según replican a El Periódico de Catalunya fuentes del grupo parlamentario del PNV. No obstante, históricamente los conservadores han visto con malos ojos aumentos de los costes laborales como el que implicaría el destope de las bases de cotización. En anteriores negociaciones, como en el caso de los fondos públicos de pensiones, Escrivá optó por la vía de las bonificaciones para conseguir el ‘sí’ del PNV

Equilibrios complicados

El otro gran ‘melón’ de esta última fase de la reforma es la reforma del periodo de cómputo de las futuras pensiones. Escrivá ha avanzado que quiere ampliar los años cotizados que la Seguridad Social tiene en cuenta para calcular la prestación, si bien quiere hacerlo con criterios de equidad y con un efecto neutro sobre las arcas públicas. En esta primera fase de tanteo no ha trasladado propuesta alguna por escrito a los grupos, según confirman las distintas fuentes consultadas. Así como tampoco lo hizo con los agentes sociales en la primera reunión para este menester, del pasado lunes. Y resta la incógnita de cómo concretara esos criterios de redistribución, porque si pretende mejorar las condiciones de retiro de los más vulnerables, ello implicará un aumento de coste para la Seguridad Social. Y ese ‘extra’ deberá restarlo de otros colectivos, ya fuere de los trabajadores con ingresos medios o altos.  

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La fórmula para esos equilibrios mantiene a la expectativa tanto a agentes sociales como a partidos. Los sindicatos ya han manifestado su poca predisposición a negociar este tema, especialmente si ello implica una pérdida de poder adquisitivo para los trabajadores de capas medias. Recuerdan que la anterior modificación del periodo de cómputo –de la reforma del 2011- ya lo implicó, concretamente del 5% según un reciente análisis del Banco de España. Y en este punto ERC repite coincidencias con las centrales. 

En paralelo a este tanteo parlamentario, Seguridad Social sigue su calendario negociador con los agentes sociales. Los equipos negociadores tienen despejados todos los lunes por la mañana, con la intención de ir concretando o no reuniones según los avances que vayan consiguiendo. El objetivo es tener atado un acuerdo antes de acabar el año y poder remitirlo al Pacto de Toledo, donde ahí los partidos políticos dirán la suya y decidirán la suerte final de esta reforma, que justo empieza a concretarse.