EL FUTURO DEL EMPLEO

Mi casa por la tuya: un intercambio para teletrabajar viajando por el mundo

En España hay más de 60.000 personas dispuestas a intercambiar su casa de forma temporal

"Lo peor es la sensación de que están utilizando tu cama, pero poder irte a vivir tu día a día en otra ciudad sin gastar es una gozada", explica una nómada digital

En el sector apuntan a que cada vez son más las personas que aprovechan la flexibilidad laboral para viajar.

En el sector apuntan a que cada vez son más las personas que aprovechan la flexibilidad laboral para viajar. / JESHOOTS

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¿Quién no lo ha pensado? Es noviembre, los días son cada vez más fríos, cortos y oscuros y el camino hasta volver a cambiar la oficina por el sol parece interminable. “¿Y lo bien que estaría yo ahora en…?”. Ponga en ese espacio el nombre de un lugar, entre en internet y solo tendrá que estar dispuesto a intercambiar las llaves de su casa con las de otra persona durante unos días para lograrlo.

Es lo que en el mundo anglosajón ya se conoce como workation, un término que viene a resumir la conjugación perfecta entre estar trabajando y hacerlo en un lugar al que querríamos ir de vacaciones. Si lo consigue, y siempre y cuando su empresa se lo permita, se habrá convertido en un nómada digital lowcost.

“En el último año y medio he teletrabajado desde Ibiza, Málaga, Orlando, Canarias…”, cuenta a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA Antonella Rodogno, una de los más de 60.000 españoles registrados para intercambiar temporalmente su hogar en la plataforma HomeExchange.

Y, ¿por qué lo hace? “Durante la pandemia estuve teletrabajando, y, una vez que lo instauramos en la empresa como algo permanente, me di cuenta de que a veces se me caía la casa encima. En cuanto puedo me escapo a trabajar a la cafetería más cercana, así que poder irme a otra ciudad a seguir con mi día a día sin gastar más que en los billetes de avión es una auténtica gozada”, explica Antonella, que vive en un estudio en el madrileño barrio de Urgel.

A cambio, ha prestado su piso a dos madres, una griega y otra francesa, que estaban buscando alojamiento universitario para sus hijos; a una bloguera de viajes alemana; a un matrimonio mayor que de vez en cuando viene a visitar a su nieto, y, en definitiva, a mucha gente que viaja a Madrid por turismo o para teletrabajar. En las próximas semanas, por ejemplo, acogerá a una pareja de Canadá y a otra de México.

Lo peor es la sensación de que estén utilizando tu cama. Al principio dejaba incluso mis propias almohadas y sábanas, pero ahora tengo un juego específicamente para esto. Eso y mucho desinfectante, no lo voy a negar, pero es verdad que la gente que ha venido a visitarme me ha dejado la casa como querría que le dejara yo la suya”, añade la joven de 39 años.

Según HomeExchange, la plataforma líder en el sector con más de 450.000 viviendas registradas en 159 países del mundo, el año pasado se registraron 15.000 viviendas nuevas en la plataforma en España y se reservaron más de 356.000 noches en casas de intercambio.

Este año, con el alivio definitivo de las restricciones del coronavirus, ya hay un 12% más de reservas que en 2021, mientras que la diferencia entre el verano de 2019 y el de 2022 ha sido de un 80% más.

“Más del 40% de nuestros usuarios son familias, pero es cierto que, a raíz de la pandemia, hemos detectado que hay mucha gente que utiliza el servicio para teletrabajar. Son personas que aprovechan la flexibilidad para visitar otros países y que a veces incluso encadenan varios intercambios mientras dejan su casa prestada”, asegura a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA Pilar Manrique, portavoz de HomeExchange en España, segundo mayor mercado del mundo para la compañía.

Según ella, en los grupos de Facebook que también se han organizado de forma independiente alrededor de la comunidad de intercambio de casas cada vez son más los mensajes de personas que buscan un lugar desde el que trabajar en remoto durante unos días. Sin embargo, contar con el respaldo de una plataforma como la suya o como Love Home Swap añade la tranquilidad de un seguro en caso de desperfectos en la casa.

Para Antonella, por ejemplo, el intercambio no tiene más coste que los 149 euros al año que cuesta pertenecer a la plataforma y, además, no tiene por qué hacerlo de forma recíproca. Es decir, no tiene por qué irse a la casa de las mismas personas que demandan la suya ni tampoco hacerlo en las mismas fechas.

Si presta su estudio y no quiere viajar, la plataforma le da unas monedas virtuales que luego puede canjear por noches, por lo que Antonella elige los momentos en los que no tiene reuniones presenciales para viajar. Eso sí, a veces está en Madrid y se tiene que ir a casa de alguien cercano para poder prestar su piso y acumular puntos.

Durante el último año, según un estudio conjunto de Lonely Planet y Fiverr, el concepto de nómada digital ha evolucionado, pues, mientras que tradicionalmente estos trabajadores itinerantes han sido siempre autónomos, cada vez más se van imponiendo los empleados por cuenta ajena. Y no solo eso, sino que cada vez son más mayores —la media de edad ya se sitúa entre los 24 y los 44 años—, y sus salarios son mejores, pues en Estados Unidos cobran una media de 2.000 dólares al mes.

Para afrontar el auge de estos nómadas digitales, en España, por ejemplo, el Gobierno lleva tiempo preparando una ley, la llamada Ley Start-Up, que se aprobará seguramente a finales de año y que, entre otras cosas, regulará la situación de los teletrabajadores extranjeros que llegan al país con el propósito de quedarse de forma temporal.

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La popularización del concepto ha llevado a que existan opciones lowcost como la de HomeExchange o Love Home Swap, pero también otras más exclusivas como Kindred o Behomm para los teletrabajadores y viajeros más exigentes. Dos plataformas en las que es necesario tener una invitación especial para poder entrar y en las que las propiedades registradas tienen que tener unos estándares mínimos de calidad o de diseño para ser aceptadas.

Viviendas como esta de 400 metros cuadrados que alquila un diseñador de producto en España en la plataforma Behomm. Como no se paga nada más que la cuota anual por el intercambio, el precio de viajar al extranjero, incluso por motivos de trabajo, se reduce enormemente comparado con alojarse en un hotel o un apartamento tipo Airbnb.

Vivienda de 400 metros cuadrados en España que se ofrece a intercambiar temporalmente un usuario de la plataforma Behomm

/ EPE