CRISIS ENERGÉTICA

Nos plantamos ante el gas

Aprovechad nuestras fortalezas en esta oportunidad histórica, conciliando la solidaridad pero jugando nuestros propios intereses dentro de Europa debería ser el camino a seguir

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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera. / EFE

España se planta ante la exigencia de Bruselas de recortar un 15% el consumo de gas a partir de agosto para hacer frente a la crisis energética provocada por Rusia castigando el apoyo de la Unión Europea a Ucrania. Esta posición de fuerza es posible porque el 50% de nuestro gas procede de Argelia con un contrato cerrado, aunque el precio se renegocie según los intereses geopolíticos, y gran parte de la otra mitad llega por barco principalmente desde Estados Unidos y América del Sur, en un mercado variable, al mejor postor en ese momento, a alguna de las seis plantas regasificadoras de nuestra costa. Somos, como recordaba ayer la ministra Teresa Ribera, el principal puerto de entrada de gas natural licuado a Europa, y eso ha supuesto una inversión de cerca de 3.500 millones de euros, que los hogares y empresas que demandan gas han pagado a razón de unos 300 millones al año.

Aunque ya hemos aprendido que, por el sistema de fijación de precios en el mercado mayorista, el gas marca el precio de la electricidad, no debemos olvidar que el 47% de la energía producida en España proviene de renovables, diez puntos por encima de la media europea, y equiparable a la situación de Alemania que tiene en la dependencia rusa su caballo de Troya.

Aprovechad nuestras fortalezas en esta oportunidad histórica, conciliando la solidaridad pero jugando nuestros propios intereses dentro de Europa debería ser el camino a seguir. Tenemos la oportunidad de ser generosos e influir en políticas que nos benefician, seguimos dependiendo de las inversiones europeas para alcanzar a medio plazo los objetivos de descarbonización y uso de las energías renovables hasta el 75% del total de la energía, aunque en el corto estamos apostando a como pasar el invierno y en lo interno a que el aumento del coste energético repercuta lo menos posible también en coste político.

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Esta Europa no es la del 2008, y utilizar esa retórica de agravio además de no ser útil es injusta con la actuación de la Comisión y sus 140.000 millones de Fondos Next Generation destinados a nuestro país tras la crisis COVID y la aprobación de la excepción ibérica derivada de la invasión rusa. La posición de fuerza de España, a la que también acompaña Portugal, es el inicio de un proceso de negociación que probablemente terminará en una reducción asimétrica del componente del gas dentro del mix de la demanda energética, más ajustada a las particularidades de cada estado miembro, y no parece viable que terminemos bloqueando al final un acuerdo.

No olvidemos que somos interdependientes y lo que le ocurra a Alemania o a Países Bajos, nos repercutirá aquí o crecemos juntos o caemos juntos.