RESIDUOS NUCLEARES

España sigue encontrando decenas de pararrayos radiactivos 20 años después de cerrar el plan de retirada masiva

  • Se han eliminado casi 23.000 desde mediados de los noventa de tejados de colegios, hospitales, del Congreso de los Diputados, el Palacio de la Zarzuela, la Sagrada Familia o la Mezquita de Córdoba.

  • La empresa pública Enresa recibe consultas de usuarios para identificarlos casi a diario y sigue retirando entre 25 y 30 cada año. El próximo, este mismo lunes.  

Un técnico retira el cabezal de un pararrayos radiactivo.

Un técnico retira el cabezal de un pararrayos radiactivo. / Enresa

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Durante décadas su despliegue por toda España fue realmente masivo. Desde los cincuenta y hasta bien entrados los setenta del siglo pasado se instalaron miles de pararrayos radiactivos en colegios, iglesias, edificios públicos institucionales y polígonos industriales. En la práctica, no dejan de ser pararrayos igual a los convencionales pero con un cabezal con material radiactivo que atrae con algo más de facilidad la descarga eléctrica al producir una ligera ionización en el aire cercano.

Equipos de alpinistas quitaron los pararrayos con material nuclear de la Sagrada Familia y El Pilar de Zaragoza

Una estrategia comercial agresiva por parte de las empresas instaladoras popularizó el producto de manera desorbitada en el mercado español, hasta que en 1986 el gobierno de Felipe González prohibió su instalación por decreto y empezó a promover su retirada. El argumento para defender el veto era que la relación riesgo-beneficio así lo recomendaba: riesgo, tener material radiactivo repartido por todo el país en instalaciones expuestas a una potencial mala manipulación o deterioro ambiental; beneficio, una más que relativa mayor eficiencia en la labor de atrapar los rayos.

A mediados de los noventa, el Gobierno y la sociedad pública Enresa -encargada de la gestión de los residuos radiactivos en España- lanzaron una campaña de retirada masiva y gratuita de los pararrayos desperdigados por todo el país y que ya se consideraban ilegales. En apenas una década, entre 1993 y 2004, fueron eliminados un total de 21.961 pararrayos radiactivos.

ALPINISTAS EN LA SAGRADA FAMILIA

Se retiraron de miles de colegios públicos y de hospitales. Y también de los tejados del Congreso de los Diputados, del Palacio Real de Madrid, del Palacio de la Zarzuela, de varios Ministerios, de la Audiencia Nacional e incluso de la propia sede del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN). Se utilizaron grúas y escaleras especiales para la retirada de los pararrayos en la Mezquita de Córdoba o de la Catedral de Palma de Mallorca. Y se emplearon equipos de alpinistas para retirarlos de lo más alto de la Sagrada Familia de Barcelona o de la Basílica del Pilar de Zaragoza.

Fue en 2004 cuando el programa especial para retirar los equipos radiactivos quedó formalmente cerrado, pero se decidió mantener los medios y la capacidad operativa suficientes para seguir atendiendo avisos y solicitudes de retirada. La actividad no se ha detenido. Casi 20 años después de que el plan se diera por finalizado, en España se han retirado otros 974 pararrayos radiactivos más. En total, van ya 22.935 pararrayos con material nuclear retirados, según el último dato oficial de Enresa de este mismo mes de marzo.

Tras retirar 22.935, ¿cuántos quedan? No se sabe. “Nunca hubo un censo de pararrayos radiactivos en España"

Todavía ahora se siguen realizando entre 25 y 30 operaciones de retirada cada año, tras las solicitudes de usuarios cuando hacen obras en sus inmuebles, tras la compraventa de viviendas o de edificios enteros, o por el aviso de agentes del Seprona de la Guardia Civil tras encontrárselos en zonas rurales. En lo que va de año se han retirado ya cinco pararrayos con material radiactivo y el sexto será desmontado este mismo lunes en León, según confirman a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA desde Enresa. Actualmente ya sólo hay dos técnicos destinados a estas tareas, frente a la treintena de operarios volcados en el desmontaje de los pararrayos que hubo en los años en que se trabajó con intensidad en la retirada.

CONSULTAS DIARIAS

“Recibimos consultas prácticamente a diario. Seguimos atendiendo llamadas casi cada día de ciudadanos o administraciones para asegurarse si pararrayos instalados en su entorno son radiactivos o no”, explica Víctor Álvarez, responsable de gestión de residuos de instalaciones no nucleares en Enresa y que de manera casi permanente ha estado vinculado al programa de retirada de pararrayos desde su inicio en los noventa. La inmensa mayoría de esas consultas se salda con una respuesta negativa: tras una comprobación fotográfica, se confirma que no se trata de un pararrayos con material nuclear.

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¿Cuántos quedan por retirar? En realidad, no se sabe. “Nunca hubo un censo de pararrayos radiactivos en España. El único censo es el que ha ido haciendo Enresa uno a uno mediante las solicitudes de retirada”, apunta Álvarez, que se resiste a hacer un cálculo sobre el número total de los pararrayos que quedan por retirar. Cuando se inició la retirada de los equipos desde el sector nuclear se apuntó que había entre 25.000 y 30.000 pararrayos desperdigados por todo el país como estimación oficiosa. Una cifra que las autoridades no confirman. “Nuestra previsión es que seguiremos retirando pararrayos radiactivos otros seis u ocho años”, apuntan desde Enresa.

El riesgo de contaminación radiactiva por el material incluido en los pararrayos es realmente bajo. La pequeña radiación alfa que emite el material radiactivo utilizado en los pararrayos (en el 90% de los casos en España se trata de americio-241) no alcanza más allá de unos pocos metros y no puede atravesar una hoja de papel o la piel humana. Desde el Consejo de Seguridad Nuclear se confirmó que el único riesgo consistía en que el contenido radiactivo pudiera terminar en la cadena alimenticia. “El único riesgo del americio contenido en los pararrayos radiactivos es que pueda llegar a ingerirlo su señoría”, llegó a espetar en los ochenta el entonces presidente de Enresa, Juan Manuel Kindelán, a un diputado en el Congreso.