CRÍTICA
‘Del imposible adiós’, de Clara Janés: el amor como misterio
A sus 84 años, la autora regala a los lectores un poemario de genuina verdad y delicada introspección

La poeta Clara Janés. / EPE
Juan Carlos Abril
Clara Janés (Barcelona, 1940) ha dado a la imprenta a sus 84 años un conjunto de poemas de alta tensión amorosa y honda preocupación por la muerte. Al fin y al cabo, según la conceptualización básica freudiana que acabó fundando la teoría psicoanalítica clásica, la pulsión erotanática nos configura y nos fuerza a buscar ciertas satisfacciones personales, movidos por esos dos extremos que a su vez se retroalimentan.
La exploración lingüística de la poeta se hallará en el otro lado de las cosas, encontrará su razón de ser en el envés de la cotidianidad, junto a un sondeo incesante de sentimientos y estímulos que no se conformarán con la literalidad ni con el carácter denotativo de los objetos.
Argumentaríamos que la indagación cognoscitiva, es decir, ese proceso a través del cual los individuos son capaces de generar y asimilar conocimientos, se pondrá al servicio de la experiencia y, más que nunca, se presentará como hecho amoroso, búsqueda del otro en su corporalidad: «¿Y del nosotros aire, / qué fue?, / del aspirarse mutuo, / de tus ondas de materia / en las mías, / aquel fervor urente» (29). Cualquier elucubración ulterior poseerá la base del referente matérico.
Ahora bien, el título de Del imposible adiós alude al menos a dos asuntos que dialogarán entre sí: por un lado la vida, que conlleva la escritura misma y, por otro, el amor, antítesis de la muerte y contraparte siempre en litigio de la dialéctica erotanática aludida. Cuando se acaba la vida, ¿se acabará todo? He ahí la pregunta, la cuestión esencial que sostiene esa inquietud vital en la que el sujeto verbal luchará denodadamente, «olas tumultuosas saltando por encima / de todos los riscos y los escollos / de las matemáticas» (19), «lejos del número» (11), en un «clamor de amor / que nada sabe aún / del pensamiento» (15), en el intento de lograr un equilibrio interior.
La aparición de Venus Urania (9), con sus míticas resonancias, se planteará como una constate en contraposición al placer sexual, refrenándolo y dotando a los sentidos de otra dimensión: «Vengan las coronas de rosas / que ya no hay espinas, / y nuestras bocas son un solo pétalo / que nos devora / hacia el espacio uranio / donde ruedan los números» (34).
Un ser único
Una vía singular, por tanto, nos llevaría hacia la fusión de la amada y el amado en un ser único: «uno solo, / absorto / y único» (35). Amada en el amado transformada: «Y ambos en ósmosis / de conocimiento, / vencidos, a los pies / del implacable amor» (37). Podría ser más bien el tiempo implacable pero, no, la poeta nos asegura que el implacable aquí y ahora es el amor, motivada sin duda por estos otros versos que subrayarán su importancia como motor inmóvil: «Nada está por encima del amor, / aunque sea tan secreto / que no se manifieste / ni a quien lo alberga» (39).
La exploración lingüística de la poeta se hallará en el otro lado de las cosas, encontrará su razón de ser en el envés de la cotidianidad
Amor más poderoso que la muerte, siguiendo a Francisco de Quevedo (52) en el Epílogo que acompaña a este poema de 33 fragmentos, el cual se erige como decantación de la ya intensa trayectoria literaria de nuestra autora.
«Secretum meum mihi» (Isaías 24: 16), reza la cita al inicio de este Del imposible adiós, mostrándonos desde los primeros compases que el amor aparece y desaparece de nosotros como arcano en todo punto inexplicable, como conocimiento y meditación, como revelación íntima que no debe o no quiere ser comunicada, como misterio y, finalmente, como imposibilidad de comunicar, ni siquiera con el ser amado, destacando el valor del silencio y la defensa de la privacidad más radical.
Hay momentos, emociones, sensaciones y situaciones traídos y llevados por la posibilidad del encuentro «en el sueño / ese sueño / donde tú me convocas / y no hace pie / la vida» (41). Un sueño que, lejos de la premisa barroca y calderoniana, nos espolea a entregarnos a él y profundizar en su significación: «a él me entrego / hasta perderme / en el abismo más profundo» (42).
El amor como misterio que va más allá de las personas, energía que no se crea ni se destruye, sino solo se transforma. Clara Janés nos ha regalado un libro de genuina verdad y delicada introspección, «abarcador / hasta / lo inalcanzable» (20).

Del imposible adiós
Clara Janés
Pre-Textos
64 páginas
14 euros
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