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Barcelona

A cuestas con cien libros en la maleta digital

Si leen en forma digital es porque les satisface esa experiencia lectora, y no hace falta que extraigan otras conclusiones

Una mujer, leyendo un libro en un e-reader.

Una mujer, leyendo un libro en un e-reader. / Europa Press

No voy a descubrir a estas alturas que milito en el papel. Consumo webs de forma compulsiva. A veces excesiva, pero no creo que ese detalle sea diferente al resto de los que me rodean. Portales informativos, WhatsApp, X, Instagram y correos infinitos que contestas en lugares insospechados, y no hay que profundizar. El mundo digital no es el futuro. ¡Menuda tontería! Hasta tiene pasado. Recuerdo que conservo el primer e-mail que me envió Fernando Aramburu en su vida. Fue en el año 2000. Pasado reciente, pero pasado.

La cuestión es que en las últimas semanas he acabado discutiendo, mejor dicho discurriendo, lo de discutir mejor para otros, sobre la posibilidad de viajar cargado con 100 libros en un e-reader. La imagen no tiene sentido. ¿Algunos de ustedes se han leído 100 libros en época estival? ¿Unos 75 libros, 50, puede que 25?

Si tu necesidad existencial te obliga a leerte 25 libros durante agosto, mejor no salgas de casa. No gastes ni en alquileres veraniegos, ni en trenes o aviones. Te compras una hamaca en el salón de casa, sintonizas por YouTube 12 horas de brisa del mar Cantábrico o de rumor de un bosque del Pirineo y ahí te quedas leyendo en digital o en papel.

No conozco a nadie que en un viaje de 15 días necesite tiempo para descubrir nuevos lugares y dedique al día más de una hora, o dos, a la lectura de un buen libro. ¿Para qué son necesarios 100 títulos en una maleta digital? Ese es el inútil argumento de los que militan y defienden el e-book en verano.

Si leen en forma digital es porque les satisface esa experiencia lectora, y no hace falta que extraigan otras conclusiones. Así que que cada uno se enfrente a un libro como le dé la gana. Pero con sinceridad, no con excusas para quedar bien. Claro que la estética de una mirada frente a un libro de papel supera cualquier postura seductora.