LOS OTROS OFICIOS DEL LIBRO

Olga Cercós, narradora y psicopedagoga: "Los niños sordos viven con satisfacción que les cuenten cuentos en lengua de signos"

Actriz, maestra, psicopedagoga, narradora y autora de literatura infantil, acaba de publicar 'Viatgem', relato en el que, por primera vez, su texto va acompañado de una adaptación a la lengua de signos catalana

Olga Cercós, autora de literatura infantil.

Olga Cercós, autora de literatura infantil. / S. Ruiz

Rafael Vallbona

Actriz, maestra, psicopedagoga, narradora y autora de literatura infantil, Olga Cercós (Palafrugell, Girona, 1978) ha hecho de la palabra su instrumento para transmitir a los niños los valores y las emociones de los libros. "Divulgar la pasión por la palabra y por cómo la concibes e imaginas las historias. En definitiva, abrir sus miradas", así define su trabajo.

Acaba de publicar Viatgem (El cep i la nansa), un relato de emociones, aprendizaje, solidaridad, complicidad y valores ilustrado por Robert García en el que, por primera vez, su texto va acompañado de una adaptación a la lengua de signos catalana (LSC): "Los niños sordos viven con satisfacción que les cuenten cuentos en LSC. Se sienten integrados en el grupo. Es la oportunidad de tener un espacio para ellos, un hecho poco habitual".

Cercós asume que, desde 2004, cuando hizo la primera sesión con este soporte, los críos han cambiado mucho. "Los niños sordos lo viven de manera muy diferente a los adultos. Estos sufren mucho la falta de privacidad del día a día. Los niños son maleables, lo asumen con naturalidad".

Todos los cuentos de la colección Ginjoler, donde ha publicado Viatgem, tienen el texto adaptado a la LSC. Además, un código QR al final del volumen remite a la narración en este lenguaje. "Es la única editorial que tiene una colección traducida a LSC. Es caro y la difusión es limitada, pero es necesario", sostiene.

"Los pequeños necesitan de alguien que interprete el texto. Para ellos un libro no está completo, toma sentido cuando se lo explicas. Hago preguntas, ellos se hacen preguntas y, a partir de aquí, construyen su universo personal. Los niños sordos no pueden quedar excluidos. La literatura es juego, imaginación, no se ha de leer de manera estrictamente textual. Al paso que vamos no entenderemos ni las metáforas", argumenta.

Contar un cuento es más difícil de lo que parece: "Se ha de ser profesional para que llegue al auditorio. La literatura les hace imaginarse historias y vivirlas; las pantallas, no". Padres, ¿qué tal si ensayáis el cuento un rato antes de que vuestros hijos vayan a dormir?