MISCELÁNEA

He venido a hablar de mi libro: Anna Grau, autora de 'En la boca del dragón'

La periodista acaba de publicar 'En la boca del dragón', una memoria novelada de su relación con Fernando Sánchez Dragó

Anna Grau, autora del libro 'En la boca del dragón'.

Anna Grau, autora del libro 'En la boca del dragón'. / Toni Albir

Anna Grau

Queridas Oriana (Fallaci) y Martha (Gellhorn): espero que sigáis bien, ambas dos, en el cielo de los escritores. No sé si os han llegado noticias de mi libro En la boca del dragón. Es una memoria novelada de mi relación en la tierra con Fernando Sánchez Dragó, un hombre cargado de amor, de inteligencia y de peligro que, si os lo habéis cruzado post mortem, igual os ha tirado los tejos. A las dos. No se lo tengáis por favor mucho en cuenta. No piensa ni hace la mitad de las trastadas que dice.

Aunque qué os voy a contar a vosotras, que también habéis llevado a cuestas amores tan literarios como complicados. Empecemos por ti, Oriana. En mi libro cuento que yo tenía 13 años cuando leí tu obra Un hombre. La novela que escribiste sobre tu relación con Alekos Panagoulis, héroe de la resistencia griega contra la dictadura de los coroneles. Me deslumbró. Me deslumbraste. Para siempre. Por todo.

Sin Un hombre no se entiende En la boca del dragón. No sólo porque te haya copiado descaradamente la estructura –escribirle al interesado en segunda persona, recorrer la memoria compartida…–, sino porque tu libro, Oriana, le dio forma heroica a mi corazón. Y a mi pluma. De algún modo me pariste sentimental y literariamente, como Dragó estaba convencido de ser hijo espiritual de Ernest Hemingway.

Ahí entras tú, Martha. La tercera esposa de Hemingway, la que fue con él a la guerra de España, y sin él al desembarco de Normandía. La más parecida a mí de todas sus mujeres. Me da vértigo compararme contigo, cosa que hago, créeme, desde una consternada humildad. Tú fuiste mucho mejor escritora y más valiente. Menos feliz también, porque después de leerte, tengo claro que Hemingway sería un personaje de leyenda, pero no era un hombre bueno. No al menos para una mujer como tú. Ves, yo en esto he tenido mucha más suerte. Dragó, tan fiero como lo pintan, era un pedazo de pan. Nuestro amor fue complicado, rocambolesco por momentos, pero me hizo bien, mucho bien.

Las dos me habéis hecho muchísima compañía mientras escribía mi libro, donde cuento mucho de Dragó, pero también de mí. Y de vosotras. De todas las mujeres trágicamente fuertes. Es decir, que la procesión va por dentro. Primero hubo que conquistar el derecho a ser libres e iguales que los hombres. Ahora resulta que hay que conquistar el derecho a enamorarnos de quien nos da la gana. Y en la madurez, que tiene más mérito.

Luego está todo ese lío de si somos de derechas o de izquierdas. De ti, Oriana, qué decir: de niña luchando contra los nazis, de mayor contra el wokebuenismo cancelador. Y tú, Martha, que tanto amabas España, que creías que nacer español ya era casi nacer héroe. Bueno, en la práctica no es tan fácil. Hay gente que cree que la Transición política ya la tiene superada, y no se da cuenta de que nos queda pendiente toda una Transición cultural. La reconciliación honesta de nuestros relatos. También de amor. En fin, ya hablaremos algún día, espero que lejano. De momento nos escribimos y nos leemos. Os quiero mucho a las dos.

En la boca del dragón

Anna Grau

La Esfera de los Libros

316 páginas

21,90 euros