PERFIL

Rafael Vallbona, un contador de historias todoterreno: "A la hora de escribir soy estajanovista"

El autor barcelonés va a más de dos libros por año: semanas atrás publicó 'Tardes al Bellamar', y el pasado octubre, 'Emperatrices y dragones'

El escritor barcelonés Rafael Vallbona, autor de 'Tardes al Bellamar' y 'Emperatrices y dragones', y colaborador de 'Abril'.

El escritor barcelonés Rafael Vallbona, autor de 'Tardes al Bellamar' y 'Emperatrices y dragones', y colaborador de 'Abril'. / Joan Cortadellas

Inma González

Apabullante es la productividad de Alejandro Dumas (autor de más de 300 obras, aunque algunos le adjudican 1.200 contando las de sus colaboradores), la de Stephen King (unos 260 títulos en su haber, de los cuales una sesentena son novelas) y hasta la de Corín Tellado (a la que se le atribuyen cerca de 5.000 textos). Sin llegar a sus cifras, igual de imponente es la bibliografía de Rafael Vallbona (Barcelona, 1960): 73 libros, además de artículos, discursos, presentaciones… "Al escribir soy estajanovista –asegura–. Me levanto a las 6.15, tomo un café y me pongo a trabajar, con el móvil en silencio y el mail cerrado. Como vivo en una masía, no hay nada ni nadie que me distraiga, así que puedo hacer sesiones de 10 o 12 horas con pequeños descansos". 

Ha cultivado con éxito la novela negra, la costumbrista, la histórica, el ensayo, la crónica, el relato, el guion, las memorias, la literatura juvenil, la de viajes y hasta la poesía, que "se escribe cuando ella quiere"

Gracias a esta rutina, va a más de dos libros por año: el último, Tardes al Bellamar, apareció en enero, y el penúltimo, Emperatrices y dragones, es de octubre. Incluso podríamos citar el antepenúltimo, 100 pedalades per la història del ciclisme, el 14º que ha dedicado al deporte de las dos ruedas –su otra gran pasión además de escribir– y que se publicó en mayo. Pero su legado literario tiene aún más mérito si cabe porque es un todoterreno, no hay género que se le resista... o casi: "No soy capaz de escribir ciencia ficción", afirma.

Y ni falta que le hace, pues ha cultivado con éxito la novela negra, la costumbrista, la histórica, el ensayo, la crónica, el relato, el guion, las memorias, la literatura juvenil, la de viajes y hasta la poesía, que "se escribe cuando ella quiere". "Mi primer libro, Inventari de límits, fue un poemario. También supuso mi primer premio: el Marià Manent, un galardón de Premià de Dalt. Era 1979 y me dieron, creo, 20.000 peles, no es mucho, ¡pero estaba convencido de que era de los más ricos de la comarca! En parte soy escritor por este premio, aunque luego vinieron muchos más [entre ellos, el Néstor Luján, el Sant Joan y el Roc Boronat ]».

Hacer 'entrevistas', un pasatiempo infantil

También es periodista… o quizá habría que decir que primero fue periodista. "Mi pasatiempo infantil era coger una pinza de tender a modo de micrófono y entrevistar a mi abuela. Así que con 18 años, entre Filología o Periodismo, elegí estudiar Periodismo porque a mí lo que me gustaba era hablar con la gente y explicar historias. No me veía siendo profesor toda la vida, y eso que la chavalería no era tan tremenda como ahora".

Tampoco el periodismo es igual ahora que entonces. Él, que pasó por las redacciones de Tele/eXprés, El Correo Catalán y El Observador y que colabora con Prensa Ibérica –cada semana se asoma a las páginas de 'Abril'–, 'El Mundo', 'El País' y 'El Punt Avui', lo sabe bien. "Salvando las distancias, dejé las redacciones por la misma razón que Gay Talese dejó el Times: porque en el diario cada vez tenía menos espacio parar explicar las historias que quería explicar. Pero además, en mi última etapa en El Observador, como jefe de Cultura, pasaba más tiempo cuadrando libranzas, aprobando gastos y peleando con la burocracia que siendo periodista. Y yo quería pisar calle: buscar historias, investigarlas y contarlas no en 2.000 caracteres, sino en 200.000 palabras".

"Dejé las redacciones por la misma razón que Gay Talese dejó el 'Times': porque en el diario cada vez tenía menos espacio parar explicar las historias que quería explicar", cuenta

Historias como las del Club Dragones de Lavapiés, un oasis de dignidad en esa sociedad marcada por la violencia política, económica y criminal que retrata en la novela negra Emperatrices y dragones. Y como la de las hermanas Jiménez, tres jóvenes andaluzas que en los 60 fundaron la Escuela del Pilar en Premià de Mar, en cuyas aulas estudió el propio autor, para educar a los hijos de toda aquella gente que cruzó España en busca de un futuro mejor y que convirtió a Catalunya en una tierra rica económica y culturalmente. "En el fondo, el tema de Tardes al Bellamar es la necesidad de recuperar la memoria histórica: no podemos saber lo que queremos ser si no sabemos lo que hemos sido", argumenta.

'Tardes al Bellamar'

Autor: Rafael Vallbona

Editorial: Edicions 62

256 páginas. 20,90 euros

'Emperatrices y dragones'

Autor: Rafael Vallbona

Editorial: Menoscuarto

176 páginas. 14,90 euros

'100 pedalades per la història del ciclisme'

Autor: Rafael Vallbona

Editorial: Cossetània

256 páginas. 15,20 euros