Albert Molins, periodista y gastrónomo: "Somos lo que hemos tenido que hacer para comer"

El debate sobre el retroceso de la cultura catalana ha llegado a los fogones. En esta misma sección, Jaume Fàbrega alertó de la progresiva desaparición de la cocina y ahora es el periodista y gastrónomo Albert Molins (Barcelona, 1969) quien en el libro Esmorzar de forquilla lanza la advertencia: "La cocina catalana, como otros aspectos de la cultura y la propia lengua, está en retroceso. Extinción no es la palabra porque pervive en los esmorzars de forquilla que tienen una vitalidad enorme. Pero son de consumo interno y de una franja de edad elevada".

Matiz aparte, el diagnóstico no es bueno: "Habrá una generación de catalanes que morirán sin probar unos fideos a la cazuela o un fricandó porque la cocina catalana está restringida al ámbito doméstico y la gente no cocina, y porque hay otras cocinas que tienen mucho más prestigio y atraen más a los jóvenes".

Para salvar la cocina catalana, Molins, creador de la aplicación Esmorzapp, con más de 50.000 descargas, sostiene que "visibilizarla es básico". "Hay que hacer entender que la lengua, el teatro y la literatura son cultura –idea bien instalada entre los jóvenes–, pero la cocina catalana no está tan claro. Es el relato que debemos ganar".

Según el periodista, el futuro de la cocina catalana va ligado al de la cultura y la civilización. "La cocina es una forma de entender la vida. Te vincula con tu pasado y te proyecta al futuro. La cocina tiene que ver con el territorio, con lo que se produce y con quién eres y quién quieres ser. Somos lo que hemos tenido que hacer para comer, es entender lo que hemos hecho para sobrevivir, porque comer es esencial para estar vivos y mantener el patrimonio".

La cocina catalana quizá acabará haciendo pokebowls de fideos a la cazuela. "Es posible. Si el ramen lo ponemos en un bol y nos lo llevamos a todas partes, ¿por qué no hacerlo con la escudella? Debemos buscar fórmulas imaginativas para adaptar la cocina catalana a las nuevas formas de consumo". Pero su esmorzar de forquilla preferido no es un bol, "menudos, callos, pies de cerdo". Nos chupamos los dedos.