CRÍTICA
'Una mujer educada', de José Carlos Ruiz: pasión y verdad
El filósofo publica su primera novela, en la que no habla de ideas, sino de cómo conducirse por la vida

José Carlos Ruiz. / EFE
Alberto Monterroso
Eva es catedrática de Filosofía y madre, más preocupada, al principio de su vida, por lo primero y, al final, por lo segundo. ¿Qué legado va a dejarle a su hija, esa niña de apenas dos años a la que no podrá educar porque una enfermedad incurable acorta la vida de la madre reduciéndola a unos pocos meses, insuficientes para educarla, para transmitirle el legado de sus ideas y experiencias vitales, para dotarla de una orientación y un sentido en el difícil mundo que tendrá que vivir? ¿Qué queremos dejar nosotros a las próximas generaciones? ¿Qué imagen de nosotros mismos?
Eva le dejará escrita la imagen de su propia vida, sus experiencias personales y familiares, el modo en que afrontó la adversidad. Escribirá a su hija Lucía trece jugosas cartas, como las que escribió Séneca a Lucilio, pero más breves, de apenas cinco páginas, intercaladas en la acción de la novela sin que apenas nos demos cuenta, incluso con citas que no abruman, sino que encajan en la narración como un guante. Esa estructura, sumamente cuidada, de aspecto sencillo, pero de perfilada arquitectura, es una de las señas de identidad de esta excelente novela filosófica, que no trata de ideas, sino de la forma práctica y desnuda de conducirse por la vida.
Distinto y original
Muchas de las novelas filosóficas de los últimos años cargan el peso del relato en los conceptos, se asemejan más al ensayo, incluyen personajes que no emocionan, con una trama sencilla, con una narración eclipsada por las ideas. José Carlos Ruiz sabía que tenía que hacer algo distinto y original.
Era una convicción, un destino impulsado por la inteligencia y la voluntad. De su valentía nace esta excelente incursión en la novela, con personajes vivos como Daniel, el narrador en primera persona, o como Eva, la verdadera protagonista de la historia, una mujer valiente y honesta, preocupada por dar la imagen certera de su vida, sin disimulos ni engaños, en un ejercicio de sinceridad y amor ante la muerte inminente.
Eva parece un Séneca que, ante la condena de Nerón, quiera contarnos al oído la certeza de su experiencia vital el papel de la inteligencia y las emociones, el sentido de la vida y de la muerte. Y todos estos temas, que mueven a los personajes y que imprimen una fuerza inusitada a cada página, desfilan por el libro sin hacerse notar, dentro de la cotidianeidad, del trato con la familia y amigos, de la inexorabilidad del fin y la quemazón espiritual de saber que no podrá educar a su hija, dotarla del mínimo arsenal humano y espiritual con que enfrentarse a este mundo, difícil y falaz.
La idea filosófica que penetra en nuestro ser como el aire que se respira, sin estridencias, sin hacerse notar, es uno de los mejores logros de esta portentosa novela
Frente al engaño de la sociedad, Eva opone la sinceridad desnuda de quien nada tiene que lamentar ni arrepentirse, porque ha actuado con coherencia, al menos así lo cree, y, por encima de lo que puedan pensar de ella, decide ser completamente sincera, para asombro y disfrute del lector.
La literatura, en primer plano
Es una novela en que las ideas y la filosofía no se superponen a la historia de los personajes, a sus emociones, su vida, su pasado y su identidad. Está la literatura siempre en primer plano, con personajes de carne y hueso que seducen al lector por su fuerza emocional e intelectual, por su sentido del deber y su tremenda vitalidad en medio del naufragio más atroz, al que se enfrentará Eva, y a quien apoyará Daniel, su cuidador, que la acompañará en esta última y precipitada fase de su vida, en estos últimos momentos en que la mujer afronta con una valentía inusitada una enfermedad terminal a sus 43 años. Esa relación entre Eva y Daniel tomará las riendas de la novela para transportar al lector a una historia fascinante, por lo profundamente humana.
Temas como la culpa, la sinceridad, la crueldad, la seducción o la soledad penetran en la historia con sutileza, sin que el lector se aperciba del potente peso de las ideas, de las reflexiones aplicadas al mundo de hoy. Es la filosofía hecha carne, hecha novela, que transcurre sin quebrar la relajación del lector, que disfrutará la historia como quien pasea por un bosque hermoso sin darse cuenta de que el aroma de la naturaleza entra en su cuerpo y en su mente, con la imperceptibilidad con que el aire nutre su cuerpo.
Esa idea filosófica que penetra en nuestro ser como el aire que se respira, sin estridencias, sin hacerse notar, es uno de los mejores logros de esta portentosa novela, primera de ficción en el quehacer literario de José Carlos Ruiz, autor del superventas El arte de pensar, Filosofía ante el desánimo o Incompletos, obras en que acerca la filosofía al lector desde el ensayo. Ahora nos ofrece una novela preñada de ideas, que mueven a los personajes sin que el lector repare en ello, absorto en la acción, en la fuerza de la trama, en la estructura del relato y en la emoción profunda que despiertan estos personajes llenos de pasión y verdad.

Una mujer educada
José Carlos Ruiz
Destino
264 páginas
20,90 euros
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