CRÍTICA
'La ira', de Pilar Adón: distintas formas de huida
La autora, último Premio Nacional de Narrativa, confronta a los personajes de los 18 relatos que reúne en este libro con la posibilidad de huir o quedarse

La escritora Pilar Adón, autora de 'Las iras'. / Ricard Cugat
Anna Maria Iglesia
"Vuelvo a observar el susto aterrado /de las caras andrajosas /de mis muñecas hembras. / Y vuelvo a temer (imaginar) /un temblor en sus ojos. / De harina". Estos son los versos finales de La procesión de la Panateneas, poema con el que Pilar Adón (Madrid, 1971) abre Las huidas, volumen publicado recientemente por La Bella Varsovia en el que se recoge su poesía entre 1998 y 2024.
En su nuevo libro de relatos, Las iras, vuelve a mirar "las caras andrajosas" no de muñecas, pero sí de personajes femeninos, la mayoría de ellas niñas o mujeres aún jóvenes, en cuyos ojos imagina y proyecta el temblor provocado por la ira, por la venganza, por el miedo o por la crueldad. Sentimientos, todos estos, que se entremezclan y que confluyen en este título tan conciso y, al mismo tiempo, tan abierto, porque no hay, nos dice Adón a través de los 18 relatos del libro, una sola forma de ira.
No es la primera vez que juega con el carácter polisémico de los títulos: de hecho, su poesía reunida apela directamente a distintas formas de huida, concepto que también está presente en estos relatos, si bien en esta ocasión pone el foco no tanto en la huida en sí misma como en las motivaciones que la promueven o que la impiden.
La ira, dice el diccionario, es furia, apetito de venganza, cólera, son actos de saña y es también la violencia de la naturaleza, siempre presente en la literatura de Adón y no como mero escenario, sino muchas veces como correlato de los personajes a veces por semejanza, a veces por oposición a ellos. Todas estas formas de ira son las que atrapan a los personajes de estos relatos, confrontándolos ante la posibilidad de huir o quedarse.
Doble alternativa
En cierta manera, los relatos giran alrededor de esta doble alternativa. En la mayoría de los casos, quedarse es permanecen encerrado. No es la primera vez que Adón aborda esta cuestión; de hecho, en su obra hay novelas marcadas por el encierro y otras, como De bestias y aves, cuyo leitmotiv es la huida física de un lugar. En esta ocasión, concentra estas dos posibilidades en un mismo libro de tal manera que los relatos funcionan entre sí como constantes contrapuntos que llevan a interrogarse hasta qué punto no hay huida más radical que la de permanecer, la de encerrarse.
Los relatos funcionan entre sí como constantes contrapuntos que llevan a interrogarse hasta qué punto no hay huida más radical que la de permanecer
"Quiero tanto a mi madre que me hace daño. Noto el dolor. Es físico". Así empieza Primera sangre, el tercer relato. El dolor que siente la hija es también una forma de ira, porque detrás de él hay algo más que simple aguante. La hija y protagonista, así como los personajes de los otros relatos, esconden terribles secretos que son precisamente aquellos que explican la ira que demuestran o que tratan de ocultar a través de un sentimiento de culpa que, paradójicamente, se vuelve también expresión de violencia, aunque sea contra una misma.
De ahí que el encierro se convierta en una forma de huida: el espacio reducido es el aislamiento ante aquello que permanece fuera, empezando por el propio pasado. Porque, una vez más, Adón nos presenta a mujeres que, en el fondo, escapaban de los convencionalismos, las imposiciones sociales, toda forma de "deber ser". Si bien hay casos de obligados encierros, estos luego son transformados, en un gesto de autoapropiación, en espacios de libertad. Adón da así la vuelta al tópico de la mujer encerrada tan bien representado por la "loca del desván" de Jane Eyre y plantea el encierro como expresión máxima de libertad.
El planteamiento de Adón se acerca a la idea de aislamiento como protesta y contestación de Thoreau, pero también de autoras como May Sarton (piensen en Diario de soledad) o Mary Oliver (Horas de invierno), aunque en su caso el carácter contestatario del aislamiento no borra, no excluye ni justifica la maldad, la venganza, la crueldad o la locura, las incorpora en personajes no idealizables pero extremadamente humanos –demasiado humanos, diría Nietzsche– que protagonizan estos extraordinarios relatos.

'Las iras'
Pilar Adón
Galaxia Gutenberg
160 páginas
17 euros
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