LOS OTROS OFICIOS DEL LIBRO

Gustavo Morales Ramírez, corrector: "El libro es algo humano, lento, que se hace con cuidado, no solo un producto"

Como buen autónomo, ha pasado por unos cuantos oficios del libro, pero se ha ido especializando en la corrección literaria

El corrector Gustavo Morales Ramírez.

El corrector Gustavo Morales Ramírez. / EPE

Carmela García Prieto

Carmela García Prieto

Como buen autónomo –o freelance–, Gustavo Morales Ramírez ha pasado por unos cuantos oficios del libro, pero se ha ido especializando sobre todo en la corrección literaria. Muy pronto, y muy convencido, estudió Lenguas Modernas, Cultura y Comunicación en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y luego cursó un Máster de Edición en el mismo centro. Cuenta que desde pequeño "había algo en la ficción, en cómo se contaban las historias", que le atraía. "Supe pronto que quería dedicarme a los libros de alguna forma", recuerda.

A través de las prácticas del máster se acercó a la editorial Impedimenta, en la que empezó a media jornada como asistente editorial. Desarrolló sus aptitudes como corrector porque "quería saber hacer todo lo posible y ser lo más útil que pudiera ser", argumenta. Y eso finalmente le llevó a una fiel relación como corrector externo, que aún hoy mantiene.

"La corrección consiste en que el texto llegue de la mejor forma posible al lector", explica, y diferencia entre la corrección ortotipográfica, que supone una intervención menor –"se trata de encontrar las erratas, las faltas, cuestiones de maqueta y del aspecto en sí del texto en la página"–, y la corrección de estilo –"tiene que ver con el tono y el registro, ver en qué expresiones se ha podido perder, e intentar pulir todo"–. 

Él entiende que la importancia de su labor está directamente relacionada con la experiencia lectora, con la fluidez con la que las ideas que quiere transmitir el texto lleguen eficazmente, porque "eso hace que el libro se disfrute mucho más". El hecho de haber pasado por tantas áreas de trabajo le da una visión global, que no hace sino aumentar la ilusión con la que empezó: "Ayuda a ser consciente de que no es una labor independiente. Hay un gran engranaje entre la idea y el lector".

Además, en torno a la indiscutible irrupción de la inteligencia artificial (IA) en los oficios, tiene muy clara su opinión: "Encontrar obras bien corregidas por personas nos recuerda que el libro es algo cultural, algo humano que se hace lento y con cuidado y no solo un producto".