CRÍTICA
'Un enigma ante tus ojos', de Marcela Duque: apegada a la tradición
En este libro, la autora reúne una poesía filosófica, eminentemente religiosa, que roza el ascetismo
Juan Carlos Abril
Nacida en Medellín (Colombia) en 1990, en España se conoce a Marcela Duque ya que consiguió con su primer poemario, Bello es el riesgo, el Premio Adonáis 2018. Un enigma ante tus ojos es su segunda entrega poética, tarea que compagina mientras finaliza su doctorado en The Catholic University of America, en Washington DC, donde también ejerce labores docentes.
En algunas entrevistas, Duque ha afirmado que no hay diferencia entre poesía y filosofía, e incluso que hoy, si estuviera Platón vivo, lo consideraríamos poeta. Puede ser. Se trata de un terreno resbaladizo, aunque él mismo expulsó a los poetas de la República, teniendo en cuenta su alta peligrosidad. ¿Qué dice un poeta que no diga el resto de los mortales? Y más aún, ¿cómo lo dice? Habría que aproximarse al pensamiento aristotélico, el cual postula que existe una gran diferencia entre la deliberación práctica acerca de qué hacer y los intentos por descubrir la verdad.
Evidentemente, Duque lo sabe muy bien y nos ofrece una poesía filosófica, eminentemente religiosa, a veces rozando el ascetismo pero, ante todo, poesía. Demasiadas dosis de filosofía hacen que la balanza se incline hacia otra cosa que puede resultar muy válida discursivamente, pero devenir algo ajeno a la poesía. Por el contrario, dota a sus poemas de impulso lírico, el cual se erige como un cénit ético, muy destacable para que sus textos nos parezcan y sean poesía.
Tradición
Una poesía apegada a la tradición, como reza en la primera composición –a manera de declaración de intenciones–, La tradición (19-21), donde nos vemos nosotros, lectores, herederos de san Agustín y este a su vez del Hortensio de Cicerón, un libro filosófico hoy perdido que cita el de Hipona, en sus Confesiones, como fundamental en sus años juveniles de formación, antes de convertirse al cristianismo: «Para guardar el fuego / nos entregamos a los libros como leña. / Leemos por seguir la tradición / de conquistar la muerte» (21).
A partir de ahí el libro se dividirá en dos secciones, Un enigma ante mí mismo y Un enigma ante mis ojos, dialogando entre sí a través de un suave culturalismo que impele a reconocernos en los estímulos que propone, desde diversas perspectivas. Un poemario no puede ser un jeroglífico ni un acertijo, y Duque maneja en su clasicismo un lenguaje accesible y nítido, sin evitar temas graves, los enigmas de la vida o el misterio de la representación poética, véanse La sed que nos define (25) y Conversación con el misterio (29).
Un poemario no puede ser un jeroglífico ni un acertijo, y Duque maneja en su clasicismo un lenguaje accesible y nítido, sin evitar temas graves
Además, una conciencia de plenitud del carpe diem sacude las páginas de este volumen, léanse Tardo gozo mío (35-36) y En el puerto de Ostia (37-38). La poeta escribe sobre temas complejos, como en Hilillo sutil (41), sin perder el vuelo lírico, hasta describir una suerte de Cartografía (46-47) emocional, uno de los mejores textos del conjunto, que se completará con diferentes calas: por ejemplo, una mirada a la luna en A Stark Beauty (49), guiños amorosos en Una sola cosa (53), la contemplación del amanecer en Las horas doradas (54), referencias al Cántico de las criaturas de san Francisco de Asís en La cosa de los pájaros (59-60) y una reflexión sobre la caza en Vida salvaje (61), otro poema excelente.
Como señala Carmelo Guillén Acosta en el prólogo, nos encontramos ante «una poesía deslumbrantemente conmovedora, por momentos de raíces culturalistas y clásicas, vinculada a sus lecturas filosóficas […] y a algunos autores contemporáneos por los que [la poeta] tiene preferencia, pero, sobre todo, de un gran poderío intimista, lo que le da ese aire fresco, de línea clara, arrollador, muy proclive a la música. Viene marcada por una búsqueda de sentido […], de ahí que esté llena de interrogantes, de inquietudes, de afán de belleza, de lirismo y de atención» (10).
Poco más añadimos excepto recomendar vivamente este poemario, Un enigma ante tus ojos, el cual ofrece un sabroso paladeo a los lectores. Duque camina con pie firme en la poesía en lengua española y a buen seguro nos regalará grandes libros en el futuro. Que así sea.
'Un enigma ante tus ojos'
Marcela Duque
Fundación Altair
76 páginas
15 euros
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