ALTA FIDELIDAD

Bailando hacia el abismo

En 'Nueva sinfonía sobre el caos', el quinto disco de León Benavente, el baile es fondo y forma, al baile nos llama la música

Los cuatro integrantes del grupo León Benavente.

Los cuatro integrantes del grupo León Benavente. / Joan Mateu Parra

Laura Barrachina

Laura Barrachina

Cuenta la leyenda que en la Europa del siglo XIII hubo una epidemia que llevaba a la gente a bailar hasta la muerte. En algún punto del río Mosa, continúan los relatos, una masa de bailarines derribó un puente con sus movimientos que ni si quiera detuvieron en el agua, muchos acabaron muriendo ahogados.

En realidad, dicen los expertos en epidemias de la época que seguramente estaban enfermos, habían pasado la peste u otras enfermedades y bailaban como parte de un rito en el que también se ingería alcohol y se hacían otras cosas para expulsar al mal y pedir la cura.

Bailamos en el útero de nuestras madres, en la cueva, bailamos enfermos y sanos, bailamos para celebrar y para recibir el fin del mundo. Por eso en Nueva sinfonía sobre el caos, el quinto disco ya de León Benavente, el baile es fondo y forma, al baile nos llama la música que en esta ocasión ha producido para el cuarteto Martí Perarnau IV, entre el tecno y el rock and roll, y al baile nos llevan las siempre agudas, divertidas y profundas letras del cantante y también poeta Abraham Boba.

Suyas son las historias de estas diez canciones que giran en torno a esta sociedad ansiosa, consumista, inagotable y envidiosa y que encuentra en la canción Baile existencialista la esencia de lo que vengo contando. Los cuatro componentes de León Benavente saben muy bien en qué oficio andan, en las tonterías que ahora parece pedir este mundo de la música tan insaciable como la sociedad en la que se inserta y las letras de Boba lo reflejan en canciones como la que abre el disco, Úsame/tírame, que, aunque habla de la industria musical, podría hablar de Tinder y la forma en la que nos relacionamos en lo íntimo.

Por eso, si hay una corriente filosófica que defina al cuarteto es el existencialismo, el constante cuestionamiento de esta sociedad de la que todos intentamos huir aun sabiendo que es imposible, que solo podemos patalear o, en el mejor de los casos, bailar como aquellos europeos enfermos o locos o las dos cosas sobre el río Mosa.

Es bien paradójico lo que produce este disco; somos incapaces de estarnos quietos mientras escuchamos canciones como En el festín, A la moda o Nada, se nos mueven los pies, las caderas y la cabeza mientras Abraham Boba canta: “Nada, hoy no quiero hacer nada, me cansé de ver noticias todas ellas sesgadas, me cansé del amor, del sexo egoísta y de toda opinión, me voy a ir por las ramas porque hoy no quiero hacer nada, no voy a producir”.

En A la moda destaca una frase que estoy convencida de que todos compartimos: “Cada vez tengo más claro que un teléfono apagado es lo mejor para ser feliz”. Nueva sinfonía sobre el caos es la forma que tienen los cuatro componentes de León Benavente de sacarnos de él, de hacernos apagar los teléfonos y bailar con sus canciones como en un ritual del siglo XIII con el que invocar la bondad, el amor, el cara a cara, los ritmos fuertes y sincopados solo para la música, los ritmos del corazón acelerado por el tacto con el otro, por ese amor que, como escribe Abraham Boba, “nos salva de la cuna a la tumba”.