CRÍTICA
'Julia', de Sandra Newman: la versión femenina de '1984'
La estadounidense aceptó el encargo de los herederos de Orwell de ofrecer el punto de vista de una mujer en la distopía totalitaria. El resultado es una novela distinta y consistente, menor a la obra maestra, pero con el aliciente de un sorprendente final
Alfonso Vázquez
Los clásicos pueden multiplicarse en literatura de las formas más diversas, más allá de los autores originales. Así, son incontables los escritores que han tomado el testigo de Dumas o de Conan Doyle para continuar las aventuras de sus respectivas criaturas, Los tres mosqueteros y Sherlock Holmes. También ha habido un libro derivado de La montaña mágica, centrado en las aventuras -lejos del famoso sanatorio- del mismísimo Hans Castorp, y qué decir de las personalísimas interpretaciones de la Biblia realizadas por el propio Thomas Mann, José Saramago, Sergio Ramírez o Mark Twain, este último con una versión humorística del Génesis.
A ninguna de estas categorías pertenece Julia, de la autora estadounidense Sandra Newman (Boston, 1965), porque esta novela no es ninguna continuación o derivada de 1984, la obra maestra de George Orwell escrita en los años 40 del siglo pasado, sino más bien una extensión de la propia novela, centrada en Julia, el personaje femenino que acompaña a Winston Smith, el protagonista principal de esta aguda crítica a los totalitarismos.
Además, cuenta con la particularidad de que se trata de un encargo de The Orwell State, los herederos del escritor británico, interesados en ofrecer el punto de vista de una mujer en la distopía del famoso Gran Hermano. Cuestión aparte a la literaria es si el encargo era necesario; lectores habrá que piensen que sí y otros, todo lo contrario.
Un reto inmenso
Pero, si nos centramos en el aspecto literario -y de esto van las reseñas-, Julia es un reto inmenso que Sandra Newman aprueba con buena nota, al ofrecer una obra consistente y un punto gamberra, con una Julia mucho más poliédrica que Winston Smith; ambos, trabajadores en el Ministerio de la Verdad, especializado en destruir la realidad con la ayuda de las palabras, gracias a ese engendro llamado entonces la neolengua y hoy, lo políticamente correcto.
Sin llegar a la inmensa calidad de '1984', 'Julia' es un digno y sólido ejercicio narrativo para ampliar el universo de Orwell y dar cabida a las mujeres
En todo caso, la Julia de esta novela no es ninguna caricatura de una militante feminista, sino una mujer sin prejuicios que lucha por sobrevivir, a veces, con el uso de su cuerpo, en un mundo implacable dominado por hombres; además de ser un personaje contradictorio y lleno de claroscuros morales. En todo caso, deja de ser la acompañante literaria y amante sumisa de Winston Smith para convertirse en un personaje muchísimo más complejo.
Tendrá el lector de Julia que liberarse de prejuicios para deambular por una obra que sucede en los mismos escenarios que la original, además de que está pespunteada con algunos diálogos de la obra de Orwell. A cambio, Newman ofrece nuevos senderos por los que transitar, como el traumático pasado de la protagonista o la doble carga que supone ser mujer en una dictadura tan opresiva, con cuestiones como el aborto, la sexualidad y la maternidad sobrevolando todo el libro.
La novela sube muchos enteros en la segunda parte, cuando llegan los famosos interrogatorios de O’Brien, con escenas de un verismo literalmente desgarrador. Otro punto a favor de esta extensión de 1984 es, sin duda, su final inesperado y potente. Sin llegar a la inmensa calidad de 1984, Julia es un digno y sólido ejercicio narrativo para ampliar el universo de Orwell y dar cabida a las mujeres. Sin entrar en la pertinencia del encargo, el experimento no es ninguna patochada sino un obra solvente, que anima a releer la gran creación de Orwell.
'Julia'
Sandra Newman
Traducción de Pilar de la Peña Minguell
Ediciones Destino
428 páginas. 21,90 euros
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