MISCELÁNEA

He venido a hablar de mi libro: Victoria Finlay

En su último ensayo, la autora británica nos lleva a una apasionante aventura alrededor del mundo, desentrañando cómo los colores que elegimos han determinado la historia de la propia cultura

La escritora británica Victoria Finlay, autora de 'Color', libro publicado en España por Capitán Swing

La escritora británica Victoria Finlay, autora de 'Color', libro publicado en España por Capitán Swing / EPE

Victoria Finlay

"Quítate las joyas", me dijo mi guía, el ingeniero Saturnino Lorenzo. Acto seguido, me quité los anillos y vi cómo él sumergía su brazo en la cuba rectangular que teníamos delante. "Vamos, inténtalo", me instó. Así que, sabiendo que nunca volvería a tener una oportunidad así, metí la mano en el metal brillante. Era la gran mina histórica de Almadén y sabía que delante de mí había mercurio puro. Sabía que había sido uno de los grandes tesoros de España. También sabía que era potencialmente letal.

Mi brazo se deslizó con facilidad por la superficie brillante y luego pareció desaparecer, como en un espejo, como Alicia viajando al interior del Espejo. Luego intenté empujarlo, pero no se comportaba en absoluto como el agua. Al principio oponía una extraña y obstinada resistencia. Luego, cuando el movimiento cobró impulso, fue difícil detenerlo. Esta cosa es diez y siete veces más pesada que el agua; incluso una botella de dos litros es difícil de levantar.

Todo el rato que mi brazo estuvo allí, sentí que empujaba a través de la historia. El mercurio sale de la tierra en forma de roca roja –a veces de un rojo anaranjado intenso– y en este estado, cuando contiene tanto azufre como mercurio, se llama cinabrio. Hace dos mil años, el cinabrio de aquí se enviaba en grandes cantidades a Roma para embadurnar a los gladiadores victoriosos o las estatuas de los dioses durante las fiestas.

En Pompeya, este rojo español solo se utilizaba en las paredes de los más ricos, mientras que la mayoría tenía que conformarse con un ocre rojo más barato. Durante el califato omeya en España, los ingenieros descubrieron cómo aislar el mercurio mediante hornos especiales –y dieron a la ciudad el nombre de Al Ma'din, "la mina".

Más tarde, en los siglos XVI y XVII, el mercurio era extraído por los prisioneros como castigo, al que pocos sobrevivían. El metal era vital en el proceso de purificación de las toneladas de plata y oro que llegaban a Cádiz dos veces al año empaquetadas en las bodegas de los barcos. Si me hubiera dejado los anillos puestos, probablemente habrían desaparecido, el mercurio tiene tanta hambre de oro.

Estuve allí en 2001, como parte de la investigación para mi libro Color. Unos días antes había estado en Consuegra, en Toledo, asistiendo a la fiesta del azafrán. Hace tiempo que España cedió a Irán su primer puesto como productor de azafrán. Pero aun así, a finales de octubre, en pequeños rincones del campo, se pueden ver campos morados, del tamaño de pistas de tenis. Las flores se recogen temprano por la mañana, y más tarde los valiosos estigmas rojos son arrancados a mano, por familias y amigos sentados juntos hasta bien entrada la noche, y utilizados para hacer amarillo.

En 1649, el botánico Nicholas Culpepper advirtió de que consumir demasiado azafrán podía provocar la muerte por "risa desmesurada", y cuando más tarde comía un festín de azafrán rodeado de banderas y muchas risas, sonreí.

Los colores de la bandera española se eligieron en 1785 sin ninguna razón simbólica, salvo la de ser fácilmente visibles en el mar. Sin embargo, eran los dos colores por los que había viajado a España: el rojo de la cochinilla y el cinabrio, el amarillo del azafrán. Eran los colores históricos de España.

'Color'

Victoria Finlay

Capitán Swing

472 páginas

26 euros