MISCELÁNEA

He venido a hablar de mi libro: Manel Domínguez

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El profesor emérito de Comunicación ha escrito el libro 'Sénior. La vida que no cesa'

Manel Domínguez, autor de 'Sénior. La vida que no cesa'

Manel Domínguez, autor de 'Sénior. La vida que no cesa' / EPE

Manel Domínguez

Una mañana de junio de 2017 caminaba por el condado de Orange en California, me dirigía a la universidad de Irvine, tenía cita con Kenneth L. Kraemer, el codirector de The Paul Merage School of Business de la UCI University. Eran las once de la mañana y los cisnes nadaban con suma belleza en el lago del campus.

Kenneth era un profesor sénior de 80 años en ese momento. Yo llevaba un manuscrito de casi mil páginas de lo que luego sería mi libro Sénior, la vida que no cesa. Lo había empezado a escribir en septiembre de 2013. Deseaba contrastarlo con el longevo profesor. Hablamos del edadismo de lujo en los campos de golf de Florida y de cómo el dólar disfrazaba el término aging, que el gerontólogo y psiquiatra Robert Butller ya bautizó en 1968.

El diálogo recorrió algunas vertientes de cómo la ciencia se había dado cuenta que el envejecimiento es sujeto de investigación científica. Estábamos de acuerdo en que tenía que hacerlo saber a mi sociedad más próxima, España. 

Le comentaba que el libro debía ser holístico, de amplia visión social y poliédrico, con diferentes caras: el sentido de envejecer, la demografía, ¿a dónde vamos?, los avances científicos, la barbarie del edadismo laboral, el aislamiento de la mujer sénior, el protagonismo sénior dentro de la sociedad del conocimiento y su memoria como patrimonio inmaterial de la humanidad.

Consecuencias graves

Sabíamos que el edadismo tiene consecuencias graves entre las personas mayores, se asocia con un mayor aislamiento social, tecnológico. El envejecimiento se encuentra huérfano y aislado por un concepto sobrevalorado de la juventud, que también es víctima de un edadismo prematuro. Coincidimos en que el enfrentamiento sociopolítico y empresarial se libra en un ring miope y en cómo los cerebros de actuación rápida de los jóvenes se enfrentan a los cerebros más experimentados de los séniores, que cometen menos errores en su toma de decisiones.

Se acepta un edadismo social de clichés y estereotipos que relega a millones de personas en un bando y en el otro

No se busca el equilibrio intergeneracional del conocimiento como un éxito de la inteligencia humana, se acepta un edadismo social de clichés y estereotipos que relega a millones de personas en un bando y en el otro. Gran error de la actual sociedad. ¿De dónde nace el edadismo? De la Revolución industrial del XVIII, de la implantación del taylorismo, primero, y el fordismo, después, el sistema de producción instituido a principios del siglo XX por Henry Ford. Quizá por entonces no había más opción que producir y morir. El edadismo se consolidó bajo esos principios. 

Nuestro diálogo no dejó atrás la demografía: esta nos anuncia que el número de personas de sesenta años o más ya supera al de niños menores de cinco años. Y que posiblemente en el año 2040 el número de séniores será superior al de adolescentes de 15 a 24 años. 

Estábamos de acuerdo, el edadismo pretende borrar la verdad de las edades. Y nos reafirmamos en que ya somos una nueva mayoría activa contra el edadismo y en que había nacido Sénior. La vida que no cesa.

'Sénior. La vida que no cesa'

Manel Domínguez

Diéresis

320 páginas

19,95 euros