Opinión | Alta fidelidad

Hernán Díaz, la música del dinero

Armonía, melodía y ritmo son fundamentales en ‘Fortuna’, la historia sobre un gran magnate a comienzos del siglo XX en Nueva York

El escritor Hernán Díaz

El escritor Hernán Díaz / EPE

Una sinfonía se divide, generalmente, en cuatro movimientos. No es casualidad que la nueva novela de Hernán Díaz, Fortuna, se divida en cuatro partes. El escritor, de origen argentino, pero afincado hace décadas en Nueva York, dice que la música le obsesiona hasta el punto de que espera algún día escribir sobre ella, sin embargo, pienso, ya lo ha hecho en Fortuna.

Esta segunda novela de Díaz gira entorno al dinero, al dinero que, como dice Marx, no es una cosa, sino todas las cosas. El dinero es una convención que todo lo puede, todo lo encarna, como la ficción. Esta poderosa idea vertebra Fortuna, la historia del gran magnate Bevel, el hombre más rico del mundo a comienzos del siglo XX en Nueva York narrada en esas diferentes cuatro partes en las que se divide el libro y por cuatro voces diferentes con sus también diferentes estilos, desde el que, al comienzo, evoca a Henry James, hasta el estilo Joan Didion, pasando por un diario que, y ya vamos llegando, acaba teniendo un ritmo de partitura modernista.

Armonía, melodía y ritmo son fundamentales en Fortuna. Claro que esta no es una cosa que el lector perciba al instante porque pasa como con la música, simplemente, leyendo la novela, nos dejamos llevar, hasta que al cerrar la última página entendemos la fórmula, entendemos el homenaje a la composición musical, esa que a lo largo de la historia ha tenido mucho que ver con las matemáticas. Música, matemáticas, dinero.

Por Fortuna desfila la música de Aaron Copland, Stravinsky, Prokofiev… los compositores a los que la fascinante y misteriosa esposa del magnate impulsa desde su mecenazgo. Es emocionante, por ejemplo, que Hernán Díaz, en uno de los muchos juegos entre personajes reales y de ficción de la novela, introduzca una supuesta carta de Pau Casals a la protagonista, una mujer cuya presencia casi fantasmal nos atrapa desde el comienzo, pero no sabremos quién es hasta el final. Un poco como nos está pasando en los últimos años con tantas mujeres condenadas al olvido por la historia.

UNA HISTORIA IGNORADA

Cuenta Hernán Díaz que pasó mucho tiempo en la Biblioteca Pública de Nueva York investigando sobre los grandes prohombres de Estados Unidos como Morgan o Frick; los documentos de ellos están bien archivados, pero no ha pasado lo mismo con las numerosas cajas llenas de cartas y demás papeles de todas las mujeres que acompañaron a aquellos grandes hombres o que, incluso, pudieron contribuir más de lo que ha quedado reflejado al auge de toda aquella riqueza. Esos papeles cuentan una historia deliberadamente ignorada que de algún modo ahora Díaz reivindica en esta novela.

Aquellas mujeres, entre otras cosas, sostuvieron el arte y la cultura de un país. Aquellas mujeres ayudaron a desarrollar la música clásica contemporánea, por ejemplo. Fortuna es una sinfonía, una rapsodia y también un enigma musical que encierra la fórmula matemática del éxito bursátil en los años previos y posteriores al crack del 29. Fortuna es la partitura del dinero.