CRÍTICA

Mariano Peyrou, ejercicios de estilo

Su último poemario, 'Diciembres iniciales', es un logro de calidad y magisterio

El escritor Mariano Peyrou

El escritor Mariano Peyrou / EFE

Juan Carlos Abril

Mariano Peyrou (Buenos Aires, 1971; afincado en Madrid desde 1976) ha publicado Diciembres iniciales, su noveno libro de poemas. Una característica podría definir todos ellos, en su evolución, y es el afán experimental e innovador. Ensayista, narrador y musicólogo, ejerce además la crítica literaria en diversas radios. Su adscripción como poeta, quizá la más relevante de entre todos los géneros que toca, se ha visto enriquecida por este volumen, que posee algo de los Ejercicios de estilo de Raymond Queneau aunque, si le preguntáramos, quizá lo negara.

No importa, pues es un libro netamente creativo y lúdico, divertido y paradójico, que espolea siempre a buscar más, a no conformarse y a fomentar su curiosidad. No solo hay algo de taller en este poemario, sino de explicación de los métodos compositivos empleados, los mecanismos internos de trabajo, las herramientas y las contradicciones del quehacer creador.

Provocación

La poesía de Peyrou es una provocación: "Pongo todas las condiciones necesarias para que no pase nada. Espero a ver qué pasa" (13). Sus Ejercicios espirituales (11-16), al estilo de los de Ignacio de Loyola, sus meditaciones, oraciones y ejercicios mentales, se hallan dispuestos en 23 fragmentos y nos invitan a reflexionar no solo sobre la poesía, sino sobre nuestra manera de acercarnos a los objetos, a pensar la vida y a vivir el pensamiento. "Intento usar las manos como se usan los oídos./ Nado cuando tengo sed./ Escribo cuando tengo sed" (13).

La propuesta aparentemente juguetona y ligera encierra trazas de intensidad que dice mucho más de lo que dice, sobrepasando el referente sígnico y trasladándonos hacia lugares insospechados.

Anacolutos y sinestesias se hallan al orden del día, igual que otros recursos vanguardistas y creacionistas, como en el verso "no deseo el objeto sino el momento de su" (19). O en este: "el secuestro es que ya nunca más voy a ser yo/ ahí era yo/ iba y venía por mi vida/ sin saber lo cerca que estaba de" (20, de "donde todo está permitido"). Los versos se quedan con la sugerencia, la frase cortada, dándonos a entender algo que no se explicita.

Los divertimentos formales también aparecen, zigzagueando con combinaciones retóricas, anfibologías y dobles sentidos, la disposición visual de los textos, malentendidos, trampantojos y superposiciones de planos. Se llega a un punto de agramaticalidad, yendo y viniendo, retomando lo nunca dicho, dando por sentados axiomas inventados segundos antes, para reforzar la expresividad, véase Volando pensando (36-38).

Reflexión

La multiplicidad del personaje no se oculta ni se sustrae de la reflexión, incluida la autocrítica: "Se da cuenta de que es distintos/ personajes cada poco tiempo/ al mismo tiempo/ siempre el mismo personaje" (36).

A poco que se eche un vistazo al índice, se observa una distinción estructural que destaca y ofrece pretensiones diferentes a las habituales, culturalistas y en buena parte exclusivas, dentro de la poesía en lengua española contemporánea, evitando clasificaciones tópicas. La dialéctica paradójica cobra un lugar relevante: este volumen se halla transido de ella, pero no de manera simétrica ni sistemática.

Hay una deconstrucción de los lugares comunes, así como del lenguaje poético, que se trata de desautomatizar en todo caso. Se rehúye lo que suena a cliché y preside una especie de intuición aleatoria. Tras las aparentes trivialidades, reposa la sabiduría: "el suelo es verde/ pero más verde es el aire/ el aire te limpia y se limpia por dentro/ te habla y te calla/ vives en el aire que vive en ti" (23). Un logro de madurez de estilo, calidad y magisterio.

'Diciembres iniciales'

Mariano Peyrou

Pre-textos

76 páginas

15 euros