Opinión | ALTA FIDELIDAD

Este cómic es uno de los libros más especiales de 2023

No somos los mismos al acabar de leer ‘Por culpa de una flor’, de María Medem, una de las obras de las que más se oirá hablar en los próximos años

La ilustradora María Medem

La ilustradora María Medem / Ángel García

Una de las cosas fascinantes del flamenco es que la autoría de algunas de sus letras se haya perdido. Vienen tan de lejos, se han pasado tanto de boca a oreja, que han llegado hasta nosotros ya sin padre ni madre, legítimamente populares. Letras subyugantes como esta soleá que hizo famosa la Niña de los Peines: “Fui piedra y perdí mi centro y me arrojaron al mar y al cabo de tanto tiempo mi centro vine a encontrar”.

Aunque parezca una frase llena de misterio porque hoy imaginamos un canto rodado cayendo al mar, hay quienes explican que la canción habla de una piedra de molino que, sin centro, no sirve para nada y mucho menos en el fondo del mar, así que miren ustedes si está llena de desgarro y esperanza esta soléa que la piedra del molino no sólo acaba por salir del mar sino que, además, encuentra su centro.

Quién no ha sido piedra en el mar y qué milagro sobrevivir a ese naufragio y recuperar el centro. Un camino de vuelta a veces tan misterioso como el de ida. Esta soléa y su misterio retumban como la voz de la Niña de los Peines en Por culpa de una flor, el nuevo cómic de la sevillana María Medem, uno de los libros más especiales de este 2023 y, me aventuro, de los que más vais a oír hablar en los próximos años.

Por culpa de una flor es una poesía gráfica de más de trescientas páginas, un sueño geométrico y de colores imposibles que nos cuenta la historia de una chica que vive en una aldea de la que no ha salido nunca y en la que solo hay perros y lagartijas hasta que un día descubre una fascinante flor con la que se obsesiona y por la que está dispuesta a transitar hacia lo desconocido para conseguir mantenerla con vida.

Nuestra protagonista seguramente no lo sabe, pero es una piedra que hace tiempo que perdió el centro y con la flor y el viaje al que se obliga, lo vuelve a encontrar. Un viaje que hace en compañía de un personaje misterioso que imita el sonido de las tórtolas, que captura, almacena y reproduce todos los sonidos posibles y que guía a la protagonista por pueblos donde viven extravagantes personajes que la ayudarán a aprender a cuidar mejor a su flor.

UN CÓMIC LLENO DE SONIDO

Es sorprendente cómo un cómic puede tener tanto sonido. En Por culpa de una flor no solo están dibujados y escritos los silencios o los cantos de los pájaros, sino que, además, María Medem recurre al flamenco y a esas letras populares que se pueden leer en esta historia sobre el amor y la comunicación, como esta que dice: “tu querer es como el viento, el mío como una piedra que no tiene movimiento”.

Por culpa de una flor es un hechizo, un viaje como el de El Principito de Saint-Exupéry, pero bañado en ácido y cante jondo, no somos los mismos cuando acabamos de leerlo y no me atrevo a decir que al cerrar las páginas de este cómic encontramos el centro porque lo más emocionante es que lo perdemos y aun así nos deja moliendo el trigo.

No dejo de pensar, además, lo mucho que le va a gustar este cómic a Jota, el líder de Los Planetas. En 2007 publicaron en La leyenda del espacio, uno de los mejores discos de nuestra música, una canción basada en los cantes populares de los caracoles a la que Jota puso la letra. La llamó Entre las flores del campo y decía: “La única chica que me quería nació un día de sol, el día que ella nació nacieron todas las amapolas y ese día nací yo”.

Al final de la canción, a Jota la chica se le ha perdido entre las flores del campo o entre planetas girando, dice, pero él la sigue buscando, como la piedra el centro, pienso yo.