CRÍTICA

Crítica de 'Pequeña enciclopedia de lugares íntimos', de Yuri Andrujovich: alfabeto cosmopolítico

Además de un manual de geopolítica, esta obra es una autobiografía sobre un mosaico geográfico

El escritor Yuri Andrujovich

El escritor Yuri Andrujovich / Ferran Nadeu

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Luis M. Alonso

Pequeña enciclopedia de lugares íntimos es, además de un breve manual de geopolítica y cosmopolitismo, una autobiografía rotulada con un mosaico geográfico, una ruta alfabética desde Aarau, en la Suiza central, hasta Zug. Yuri Andrujovich (Ivano-Frankivsk, Ucrania, 1960) ha elegido 39 lugares muy diferentes de su vasto horizonte viajero: Lviv (Leópolis) y Moscú, donde estudió periodismo y literatura; Múnich y Berlín, que le sale en forma de diario y confiesa que siempre tiene ganas de escribir sobre ella.

Ya sea Nueva York, Nimega o Novi Sad, Venecia y Varsovia, Andrujovich sabe cómo presentar las experiencias y descubrimientos más interesantes y abrir perspectivas sorprendentes para el lector. En algunos lugares se queda solo un rato. Otros se convierten en las estaciones de la vida: Múnich comienza justo después de Moscú; como él mismo escribe, el alfabeto armoniza con los tiempos. La capital bávara fue la primera ciudad alemana que visitó aquel joven autor de la decadente Unión Soviética, en realidad la primera ciudad occidental de su vida. A Moscú pertenece su novela Moscoviada (1993), que sitúa las voces en las catacumbas y de la que se infiere que la idea de reunificar el Imperio ruso es tan vieja como la propia Unión Soviética.

El viaje prosigue, tiendas de diamantes, un callejón en Amberes, quimérico, como si lo hubiera inventado Bruno Schulz; sociología de la música callejera berlinesa; con Andrzej Stasiuk en el Hotel Intercontinental de 100 pisos en Bucarest. Visitando el museo trágico en Járkov, o paseando entre ruinas, jardines abandonados y arquitectura carcomida por la polilla de la violencia en Detroit. Novi Sad, Odesa, París, Praga, Stuttgart, Riga, Toronto, Estrasburgo, Bayreuth, Guadalajara, Úzhgorod…

TRADICIÓN

Las metrópolis occidentales no siempre han sido escenarios de historias de amor para los autores europeos del Este. Fiódor Dostoyevski dibujó retratos superficiales de París y Baden-Baden, donde tenía deudas de juego, mientras que Aleksandr Solzhenitsyn declaró Nueva York inhabitable. Andrujovich, nacido en la frontera oeste de Ucrania, bajo el telón de acero, está completamente libre de ese furor, que sin embargo fue recibido con humildad casi masoquista en Occidente. Es muy consciente de esta tradición, pero no polemiza contra ella, sino que la satiriza de paso y de una manera casi tierna: como sucede, por ejemplo con los dos ucranianos en Nueva York, que en sus paseos vuelven atrás los recuerdos compartidos de Lviv para establecer comparaciones provincianas.

Únicamente el desfigurado Detroit abatido por las guerras urbanas se le resiste: "Aquel mundo era solo para ellos". En el resto, la perspicacia puesta al servicio de la admiración hacia el Oeste, hace que compare Venecia con su amado Lviv y finalmente en Estrasburgo, donde se supone que dará un discurso sobre la revolución de Kiev, el Maidán, en el Parlamento Europeo, respira profundamente, lleno de asombro, incrédulo ante un mundo civil y amistoso que todavía existe a pesar de todos los horrores externos

La obra del novelista, poeta y ensayista Andrujovich se impregna de sus reflexiones sobre el significado de Europa y de una defensa de los valores continentales, como si se tratara de un conjunto único de ideas con múltiples manifestaciones que debe ser amparado constantemente. En 2004, junto con su colega polaco Stasiuk, publicó un pequeño libro titulado Mi Europa, en el que ambos autores esbozan un retrato literario del mundo comprendido entre las montañas Beskydy y Bucovina.

UN NÓMADA URBANO

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En su ensayo, Andrujovich sigue los pasos de su bisabuelo alemán, que llegó a Galitzia desde Bohemia antes de la Primera Guerra Mundial, y descubre cierta historia perdida. Sigue hurgando en el mapa ucraniano en El último territorio (2006), un volumen de pequeños ensayos que ayuda a descubrir el segundo país más grande de Europa, tras su independencia, publicado por Acantilado, al igual que Pequeña enciclopedia de lugares íntimos y el resto de su obra. 

En su original breviario de viajes, Andrujovich compagina historias del corazón con polémicas políticas, clichés con epifanías, anécdotas con borradores de novelas. La forma en que este nómada urbano entrena su ojo para desarrollar una visión del panorama general mientras se fija en los detalles más discretos hace que por un momento quieras disfrutar de la misma experiencia. Aunque conviene también saber que no se trata de un libro guía. Leerlo ayuda a perderse, pese a seguir un orden alfabético quizás en homenaje a Czeslaw Milosz, autor de Abecedario, al que admira y cita en el prólogo. El lector acaba encontrado placer extraviándose de la mano de Andrujovich.

'Pequeña enciclopedia de lugares íntimos'

Yuri Andrujovich

Traducción de Oksana Gollyak y Frederic Guerrero-Solé

Acantilado 

408 páginas

24 euros