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La versión porno de Pinocho y otras adaptaciones del clásico

La historia del personaje popularizado por Disney resulta tan versátil que, a lo largo de este casi siglo y medio de historia, no ha tenido grandes dificultades para adaptarse

Una escena de la adaptación cinematográfica de 'Pinocho' dirigida por Guillermo del Toro

Una escena de la adaptación cinematográfica de 'Pinocho' dirigida por Guillermo del Toro / EPE

En 1940, Walt Disney estrenó Pinocho, película con la que se buscaba repetir el éxito de Blancanieves pero que no obtuvo los mismos resultados que su predecesora, a consecuencia principalmente del estallido de la Segunda Guerra Mundial. No obstante, con el paso del tiempo, el Pinocho de Disney se ha acabado convirtiendo en la adaptación canónica de la obra de Carlo Collodi.

Si bien fueron muchas las modificaciones destinadas a suavizar la crudeza de la historia original, Disney consiguió crear una iconografía que se ha repetido en versiones posteriores. "Es en gran parte gracias a Disney que el mito de Pinocho adquirió estatura universal. Las miles de versiones posteriores, incluidas las más recientes, serían quizá impensables sin ese antecedente. La película de Matteo Garrone, que es inquietante, bella, triste, oscura y luminosa es, en cierta forma, una respuesta a la de Disney y lo mismo sucede con la de Benicio del Toro", comenta Pablo Maurette.

La historia de Pinocho resulta tan versátil que, a lo largo de este casi siglo y medio de historia, no ha tenido grandes dificultades para adaptarse al gusto del público, a los cambios políticos, a los avances tecnológicos y a la lógica capitalista.

DEL FASCISMO AL COMUNISMO

Aunque en la reciente versión realizada por Del Toro Pinocho se enfrenta al mismísimo Benito Mussolini, ya el fascismo italiano de los años 30 recurrió al niño de madera para criticar al comunismo. Por su parte, la URSS presentó a Pinocho como un héroe proletario y, en lo que se refiere a España, la editorial Calleja creó nuevas aventuras en las que el niño era presentado como un especie de Quijote infantil que combinaba el idealismo cervantino con la novela picaresca.

Además, desde 1956, Pinocho cuenta con un parque temático en la Toscana, es una figura omnipresente en cualquier tienda de suvenires italiana, fue mascota de la Eurocopa de 1980 y ha inspirado todo tipo de obras.

Desde fotonovelas hasta ballets, pasando por radioteatros, telefilmes, videojuegos y cómics, entre los que destaca el realizado por el artista francés Winshluss, en el que Pepito Grillo es una cucaracha; Gepetto, un fabricante de armas, y Pinocho, un robot inmerso en un mundo globalizado, mezquino y totalitario. "Pinocho da para todo. Drama, comedia, terror. Hay incluso versiones porno del mito en las que Pinocho miente y lo que le crece no es precisamente la nariz", concluye Maurette.