He venido a hablar de mi libro: Pilar Tena

Cuando se escribe es tan intenso el esfuerzo de reflejar sin trampas lo que se siente que el lector no importa mucho: a mí al menos solo me obsesiona escribir bien

La escritora Pilar Tena, autora de 'Aritmética familiar'

La escritora Pilar Tena, autora de 'Aritmética familiar' / EPE

Pilar Tena

Yo he venido a hablar de mi libro… sí, pero para hacerlo contaré lo que dicen los demás.

Todos los autores anhelan escuchar o leer los comentarios de sus lectores. Cualquier libro empieza a ser real y a adquirir consistencia cuando un primer lector, ajeno al proceso editorial, lo lee. Cuando se escribe, sin embargo, es tan intenso el esfuerzo de reflejar sin trampas lo que se siente, que el lector no importa mucho: a mí al menos solo me obsesiona escribir bien -valor absoluto- y al tiempo liberarme de ese fardo que llevo a la espalda transformando en algo más trascendente mi insignificante pasado.

En las historias de Aritmética familiar, mi sexto libro, hay personajes que se parecen a mis padres, a mis hermanos, y algunos que recuerdan mucho a mí. Aparecen frases textuales, lugares en los que he estado, playas en las que nadé y jardines por los que he paseado. Ninguna historia cuenta exactamente algo que pasó, aunque el conjunto pretenda quizá hacer -no saldar- cuentas: hallar la diferencia existente entre las sumas del debe y las del haber, hacer balance, explicarse qué, por qué. Qué sentimos, qué fue lo que nos marcó la piel y el alma, como un sello de ganadería de hierro candente, para siempre. “Ninguna ecuación, derivada o integral relacionada con la familia y sus tinieblas se ha quedado sin respuesta entre estas páginas”, dice una de las críticas.

Los comentarios recibidos coinciden en varios aspectos, y eso me parece una buena señal. Prácticamente todos lo que lo han leído hablan de un estilo poco artificioso, directo, sencillo, lo cual me gusta. “Tena no busca lo trascendente desde lo literario, sino desde lo humano, desde lo emocional y jamás desde lo emotivo”, dice Sonia Fides, y continúa: “Llama también la atención la caudalosa naturalidad en cada asunto tratado. Tena está suscrita a esa categoría de literatura que fluye sin necesidad de opacos artificios… ella no cree en la estridencia, ella habla y narra con calma…”.

Fernando Ariza escribió: “Tena vuelve al relato … y demuestra un gran control del género, con estilo sencillo, precisión formal y buena hechura”. Olga Vallès en Boulevard literario describe el contenido de la “constelación de relaciones y afectos que configuran esa compleja y particular ‘aritmética familiar’ que despliega en sus cuentos con un estilo sencillo y directo, sin artificios innecesarios...” Y Tes Nehuén, en Bestia Lectora: “La narración fluye con serenidad y claridad y nos invita a habitar el presente de sus personajes. Tena es una autora que apela a la sencillez…”

LA MADUREZ

Otro rasgo señalado por casi todos los que la han leído es el tema de la madurez. Vallès insiste: “A través de los relatos, la autora… despliega reflexiones de madurez”. Tes Neuhén: “… se detiene en la madurez. A través de estos cuentos nos plantea preguntas y reflexiones sobre la forma en la que nos enfrentamos a la evolución y al paso del tiempo. Y éste, que es un tema recurrente en la obra Tena, así como el desengaño, en este libro adquiere una intensidad nueva.”

También Tes me cazó cuando habla de la intención de volver inmortales a personas reales, en un homenaje íntimo y difícil de descifrar para el lector. “Tena es una gran fabuladora”, dice esta generosa crítica, que resalta también que, como en algunas escritoras anglosajonas, “la descripción de los paisajes , lo doméstico es importante porque traza un lazo intenso con lo emocional: lo que sucede en el cuento se manifiesta en los lugares, en los jardines, en las cocinas”. Habla de la tensión y del misterio, del sentido del humor. ”La naturalidad con la que la ironía se cuela en las narraciones para desarticular la severidad de los elementos dramáticos impone una comprensión distendida de los acontecimientos, y nos ofrece luz… esa luz que nunca falta en la obra de Tena. Al leerla es difícil no intuir que la posibilidad de redención y de reconstrucción está en nuestras manos.”

Eduardo Laporte ha hecho también comentarios inteligentes y positivos, refiriéndose a una obra que habla “de nuestro tiempo pero desde la humildad y el oficio literario”. En El Diario Ariza lee el libro como una anatomía social, un retrato que “analiza sin complacencias ni miedos a la gran burguesía madrileña a través de sus familias … en el proceso ni camufla ni edulcora, y por supuesto no se fustiga por pertenecer a ella. Describe a esa burguesía con la naturalidad y la autenticidad de quien pretende ser fiel a su memoria y la limpia de prejuicios de valor. No muestra ningún complejo de clase ni tampoco orgullo.”  

Y finalmente la luz y la herida… Sonia Fides, aguda e inteligente, cercana, señala que “en este libro de prosa lenta el lector se da cuenta enseguida de que cada palabra es una herida, que todas las palabras obedecen al eco de una pérdida que acaba con la exactitud de las matemáticas…”

Hace poco Rosa Montero citaba una frase de Braque: “el arte es una herida hecha luz” y comentaba que al escribir intentábamos convertir en luz, para que no nos destruyan, las heridas de la vida. La familia, las ausencias, los recuerdos que nos torturan, las heridas de la vida, al fin, podemos convertirlas en líneas grabadas en negro sobre el blanco luminoso del papel para que, al leerlas, a otros les inspiren algo como, por ejemplo, lo que escribió Flavia Company: “Mucha muerte hay en este libro... Porque hay también mucha vida. Y de fondo, ese incomprensible hilo que las une. Hay mucho dolor en el libro de Pilar, y mucho amor. Y hay mucho enojo y mucha reconciliación. Deja el corazón en silencio, pero no mudo.”

'Aritmética familiar'

Pilar Tena

Tres Hermanas

288 páginas

21,50 euros