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Llegan las semanas de superventas

La elección de los libros a exponer para esas semanas es muy importante: olfato y conocimiento

La Casa Batlló, engalanada por Sant Jordi

La Casa Batlló, engalanada por Sant Jordi / EPE

Comienza el movimiento editorial de cara a días o ferias del libro que están por llegar. Maquinarias precisas y de promoción que ponen todo el valor en el libro y en el autor de cara a un mayor número de ventas. Es necesario. Los libros deben darse a conocer y jamás existe exceso en la comunicación de un hecho creativo. Fundamentalmente porque es único y personal.

No hay novela igual, ni ensayo, ni poema, a no ser que sea un plagio. Y eso ya es otra cosa. Fíjense que los que hacemos 'ABRIL' ya estamos preparando los especiales de Sant Jordi y el resto de ferias del libros en toda España, con una devoción extra por la de Madrid, que este año apunta muy alto.

Sobre Sant Jordi, sólo he de decirles que cae en domingo. Eso es algo positivo, ya que la fiesta se extiende en volumen de compras por todas las librerías catalanas. Nada que no puedan soportar las cuentas de resultados de los establecimientos en Barcelona, pero que supone mucho para los pequeños espacios repartidos por todo el territorio. Las pequeñas librerías hacen un trabajo imprescindible para la literatura en general, convirtiéndose en los mejores altavoces de libros de mucha o poca tirada.

La maquinaria está engrasada desde hace muchos años. Los centros de impresión han mejorado la respuesta rápida a la hora de reponer un libro que se ha agotado. ¡En días! Eso da una seguridad de la que antes no se era tan consciente. Que aunque en España exista la devolución, para un librero decir que el libro no está en stock no deja de ser un fracaso de previsión. 

Las librerías no son esas tiendas de campaña a lo Harry Potter donde las dimensiones interiores cambian gracias a la magia. Así la elección en los libros a exponer para esos días de superventas es muy importante. Olfato y conocimiento. Y, como casi siempre, cajas sin abrir. Eso que tanto frustra a los escritores primerizos.