Autor de 'Anoxia'

He venido a hablar de mi libro: Miguel Ángel Hernández

Cuando llegó la pandemia, muchísimas personas tuvieron la desdicha de morir solas, sin una mano conocida a la que aferrarse, y otras tantas no pudieron ver morir a sus seres queridos y permanecieron para siempre sin una imagen que recordar, con un duelo infinito presidido por un vacío

El escritor Miguel Ángel Hernández, autor de 'Anoxia'.

El escritor Miguel Ángel Hernández, autor de 'Anoxia'. / Ricard Cugat

Miguel Ángel Hernández

Recuerdo perfectamente el momento en que vi por primera vez una fotografía post mortem: el álbum de retratos mortuorios que encuentra Nicole Kidman en la película Los otros, dirigida por Alejandro Amenábar en 2001. A partir de aquel momento, me obsesioné con esa tradición y comencé a recopilar todo que encontraba sobre la macabra costumbre de fotografiar a los muertos. Algún día, pensaba, escribiré algo sobre esto. Lo que sea. Cuando, tiempo después, lo intenté, sin embargo, no supe cómo hacerlo. Durante años traté de construir una novela sobre un fotógrafo de difuntos del siglo XIX, pero no hubo manera de sacarla adelante y tuve que abandonarla. Escribí después cuentos y novelas. Pero aquella historia siempre estaba ahí, aguardando para ser contada algún día. Y, mientras tanto, yo seguía recopilando material para entender mejor esa tradición que ya sabía que nada tenía de macabra: fotografiar a quien se ha querido es, por encima de cualquier cosa, un acto de amor y memoria.

Después de publicar El dolor de los demás, esa obsesión regresó una vez más. Intuía que había llegado el momento. Me atraía el tema, pero no estaba convencido de situar la historia en una época tan diferente a la nuestra. Necesitaba que esa relación con la imagen y la muerte actuara en el presente. Comencé a imaginar entonces una ficción en la que la fotografía post mortem no había desaparecido del todo y continuaba haciéndose de modo secreto y residual. Y al traer la historia al presente, todo cobró sentido y comenzó a resituarse y a fluir de modo natural: una fotógrafa viuda, un pueblo costero en invierno, un anciano excéntrico, un secreto guardado durante años.

BASE REAL

Pero no fue fácil salir de El dolor de los demás. Esa novela era para mí mucho más que una historia. Formaba parte de mi vida. Tampoco fue fácil volver a leer ficción y aún menos escribirla. Cualquier historia que no tuviera su base real se me caía de las manos. Quizá por eso, durante meses, aunque tuviera la historia ya diseñada en la cabeza, no lograba creérmela. Estaba demasiado fuera de mí. No me había poseído por completo. A pesar de haber llenado cuadernos y cuadernos de esbozos, notas e inicios posibles. Estuve, una vez más, tentado de abandonar.

Fue entonces cuando llegó la pandemia y tantísimas personas tuvieron la desdicha de morir solas, sin una mano conocida a la que aferrarse. Y donde otras tantas no pudieron ver morir a sus seres queridos y permanecieron para siempre sin una imagen que recordar, con un duelo infinito presidido por un vacío. Durante esos días terribles, comencé a pensar en lo que importan las imágenes, lo que ayudan y curan. Y, por alguna razón, la historia que aún no me creía comenzó a tomar cuerpo y hacerse tangible. Vi claramente los personajes, los escuché, los sentí crecer dentro. Y entendí que había llegado el momento verdadero. Que debía escribir porque la historia quemaba. Y que era ahora, y no antes, cuando esta historia debía ser contada.

'Anoxia'

Miguel Ángel Hernández

Anagrama

280 páginas

18,90 euros