CRÍTICA

Mario Martín Gijón, el enciclopedista

'La pasión de Rafael Alconétar (Novelaberinto)' es una ambiciosa novela coral, polifónica y arriesgada

El escritor Mario Martín Gijón

El escritor Mario Martín Gijón / EPE

Fernando Menéndez

Empiezo a creer que uno de los cometidos del reseñista es dar cuenta de las anomalías más que solemnizar o enfatizar lo ya solemne o enfatizado. El reseñista debería balancearse entre el estupor y el entusiasmo, siendo el terreno que queda entremedias de ambas actitudes aparentemente opuestas, el lugar natural para dar noticia de aquellos libros que uno se va topando. Así que, zarandeado por ambos extremos, he de confesar mi entusiasmo por La pasión de Rafael Alconétar, de Mario Martín Gijón (Villanueva de la Serena, Badajoz, 1979).

Autor versátil (practica con éxito diversos campos: el periodismo, el ensayo, el relato, la poesía…), para el lector asturiano no debería ser un desconocido, pues con su primer libro de cuentos, Inconvenientes del turismo en Praga y otros cuentos europeos (KRK ediciones) obtuvo el 34 premio Tigre Juan.

Leyendo ese volumen, te asomabas a una escritura imaginativa, ingeniosa, culta. Una promesa que, en definitiva, se iría cumpliendo en títulos como Un día en la vida del inmortal Mathieu y en Ut pictura poesis y otros tres relatos. Y así, entre premios de investigación literaria como el Gerardo Diego o de ensayo como el Miguel Unamuno, o traducciones de su poesía al inglés y el polaco, surge La pasión de Rafael Alconétar (Novelaberinto), novela ambiciosa, plural, polifónica, arriesgada. Un inventario y a la vez una enmienda a la literatura y sus circunstancias que sorprende (y mucho) que no haya sido celebrada con generosidad en los diversos medios y ámbitos que se entregan al donoso escrutinio. De ahí mi estupor. O tal vez, según están las cosas, mi ingenuidad. La razón por la que unos libros sí y otros no depende de tantos factores y hay que manejar tantas variables que el análisis excedería con creces estas líneas que escribo. Y no soy tan ingenuo (para mi tranquilidad y tal vez para la de alguno de los lectores de esta reseña si los hubiera): esto ha ocurrido siempre.

Partiendo de la muerte trágica del personaje que da título al libro, Martín Gijón nos invita a una fiesta de recursos estilísticos, creación de voces diferentes y tal capacidad para el juego y la trascendencia que deja de importarnos en parte quién mató a Rafael Alconétar: escritor maldito, enfant terrible, profesor airado, seductor, cosechador de agravios…

Sus cuatro discípulos predilectos, con la intervención de otros personajes que conocieron al provocador Rafael, van tejiendo una telaraña en que no sólo quedan atrapadas las andanzas del asesinado sino también las vidas de quienes les conocieron. Una lista de vidas anónimas o minúsculas. Una cita con Pierre Michon o Marcel Schwob.

DISPARADERO

El enigma, en el caso de esta novela, más que un objetivo, es un disparadero. Novela de muchas novelas, historias de muchas historias, coro de narradores de los que uno no se acaba de fiar, comienza aludiendo a lo hipotético, con lo cual todo, desde las primeras palabras del libro, pudiera ser o no pudiera ser: "Dicen que Rafael Alconétar murió, 33 años después de su nacimiento, bajo un sol de injusticia y las pedradas del grupo de conjurados al calor de la vergüenza rencorosa que habían ido suscitando sus insolencias".

En mi opinión, ese "dicen" es la llave de la ficción, la ancha entrada que permite entrar a una novela que busca desafiarse a sí misma y a lo que dicen que debe ser una novela (todavía andamos así). Martín Gijón, en esta ocasión, es un enciclopedista disfrazado de novelista. Un hacedor de juegos y requerimientos verbales. La pasión de Rafael Alconétar (Novelaberinto) se ensancha hasta alcanzar el tamaño de eso que se da en llamar novela total. Hagamos caso a su subtítulo: el lector irá introduciéndose poco a poco en un laberinto, disfrutando con el enredo y recordando que, sin duda, la resolución al enigma casi nunca está a la altura del enigma planteado.

¿Queremos de verdad saber quién mató a Rafael Alconétar? Los motivos, las causas, el contexto, ahí está la literatura. Y también en la demora, en el juego, en el destello del lenguaje. Martín Gijón no teme al exceso. Cree en la narración pródiga y promiscua. Y así debe ser en una historia donde las vidas y las escrituras se enlazan, se revuelcan.

Las preguntas que se disparan son muchas: ¿conviene citarse con el pasado? ¿Qué distingue a un genio de un caradura?…

Escrita y reescrita, según se afirma en la solapa, a lo largo de casi una década, a quien se aventure a leer La pasión de Rafael Alconétar no le importará perderse durante un tiempo.

'La pasión de Rafael Alconétar (Novelaberinto)'

Mario Martín Gijón 

KRK Ediciones 

747 páginas

39,95 euros