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Vargas Llosa e Isabel Preysler: la mentira al servicio de la literatura

El cuento 'Los vientos', que 'ABRIL' reproduce íntegro en su web, se ha hecho muy popular a raíz del anuncio de su separación

El escritor Mario Vargas Llosa

El escritor Mario Vargas Llosa / David Castro

La publicación en ABRIL del cuento Los Vientos de Mario Vargas Llosa, de forma parcial en la edición de papel y de forma íntegra en nuestra web, es un homenaje a la literatura. El relato se ha hecho muy popular a raíz del anuncio de su separación de Isabel Preysler. Sin entrar para nada en la intimidad de la hasta hace unas semanas pareja, sí abre un tema apasionante sobre cómo la vida privada de un escritor, de un creador, influye en su obra, en este caso literaria.

Algunas fuentes, interesadas o no, utilizando rumores huidizos, sitúan este cuento en el motivo de la ruptura. Como el Nobel no se ha pronunciado al respecto, argumentar esta tesis es una especulación que no conduce a ningún sitio. Sin embargo, es cierto que Vargas Llosa escribió el texto mientras convivía con la señora Preysler.

Y ahí es dónde el tema se hace interesante. ¿Cómo traslada un novelista su sentir, su estado emocional, sus relaciones con la gente que convive a la obra literaria? No hay escritor que no se inspire en su universo para crear y lo utilice, normalmente distorsionando esa realidad para hacerla más atractiva a los lectores.

Ocurre en los ilustradores. Cuando tienen que hacer un retrato buscan los defectos del rostro para exagerarlos y convertirlos en dibujos peculiares. Eso es lo que debió hacer Vargas Llosa. Su realidad a finales de aquel año 2020, cuando lo escribió, albergaba una serie de sensaciones que su mente creativa transformó en un relato sobre el tiempo, la vejez, el amor, la memoria y de mucha realidad íntima. Vientos incluidos. Vientos personales. Vientos biológicos.

Puede que el relato no fuera el motivo de la ruptura entre el escritor e Isabel Preysler. Sin embargo, su estado de ánimo y de percepción de la realidad impulsaron al creador a escribir una historia, ya publicada hace año y medio en Letras Libres, que no tiene desperdicio. Merece la pena adentrarse en él.