CRÍTICA

'Muchachas sicilianas', de Maria Messina: la Sicilia de las mujeres

Maria Messina

Maria Messina / ARCHIVO

Anna María Iglesias

"Una Mansfield siciliana", así definiría Leonardo Sciascia a Maria Messina, una autora que cayó muy pronto en el olvido. El reconocimiento del que no gozó en vida tampoco le llegaría tras su muerte, a pesar de los esfuerzos de Sciascia, siciliano como ella, por recuperarla y reivindicarla, comparándola con autores como Katherine Mansfield, Chéjov o Colette. Gran parte de la obra de Messina ha permanecido hasta ahora alejada de los estantes de las librerías hasta que en 2017 distintas editoriales independientes italianas comenzaron a reeditar sus obras.

La última en ser rescatada fue Ragazze siciliane, un libro de relatos que ahora llega a los lectores en castellano de la mano de Altamarea, con traducción de Raquel Olcoz y con el título de Muchachas sicilianas. Fallecida en 1944 a la edad de 57 años, la escritora palermitana forma parte de un grupo de autoras sicilianas, entre las que encontramos Laura di Falco, Goliarda Sapienza, Jolanda Insana o Elvira Mancuso, cuyas obras también fueron condenadas a un olvido, del cual solo algunas han podido escapar.

Este es el caso de Sapienza o de Mancuso, muy próxima a Messina, pues ambas convirtieron la mujer siciliana en el centro de su narrativa. Si bien en otras de sus obras Messina describe a la mujer burguesa de la ciudad, en estos relatos, así como en otros textos suyos, la autora nos traslada a esa Sicilia interior que tan bien conocía Messina y que la inscribe en la misma constelación narrativa de su amigo Giovanni Verga -ambos mantuvieron una extensa correspondencia-, y de Luigi Capuana.

VOCES AMORTIGUADAS

Las protagonistas de estos ocho relatos son mujeres que "no viven en las grandes ciudades sicilianas donde las jóvenes se preparan para luchar, ni más ni menos que sus compañeras de ultramar". Ellas "viven en pequeños pueblos cerrados y apartados, donde la costumbre marca un ritmo parejo, donde las noticias y el ruido llegan tarde, como voces amortiguadas por la distancia".

A la cerrazón del pueblo se suma el de la casa: Messina penetra en los muros de un espacio doméstico donde sus protagonistas viven atrapadas entre normas y restricciones a la espera de una libertad que nunca llega. Son mujeres conscientes de su situación: la protagonista del primer relato ve "con claridad su insulsa vida de vieja solterona todavía enamorada" de la misma manera que la joven del tercer relato sabe que ese será su mismo destino, pero lo prefiere antes de abrazar un matrimonio basado en el desprecio.

Sin embargo, viven atrapadas en una irremediable afasia: el silencio se impone como una condena más y romperlo sería quebrantar ese orden patriarcal que les niega la palabra -de ahí el silencio que envuelve todos los relatos- y la libertad de ser -de ahí que la casa se convierta en una especie de prisión y la ventana esa apertura para contemplar el exterior sin poder acceder a él.

Messina no quiere finales felices, ni heroínas inverosímiles ni historias de amor que vencen obstáculos, más bien todo lo contrario. Sus protagonistas son, en palabras de la propia escritora, mujeres que "no poseen ni la fuerza para ofender ni tampoco defenderse", son mujeres reales en un contexto de opresión que Messina retrata con prosa pulcra, captando breves instantes de la cotidianidad que, sin embargo, lo dicen todo.

'Muchachas sicilianas'

Maria Messina

Altamarea

128 páginas

17,90 euros