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Álvaro Pombo vuelve a su casa en Anagrama

Destino, la editorial que le estaba publicando, se habrá sentido indispuesta, pero los autores deben defender sus intereses y precisan cariño

El escritor Álvaro Pombo

El escritor Álvaro Pombo / José Luis Roca

Álvaro Pombo vuelve a Anagrama. Es una historia redonda. La del retorno al lugar donde todo empezó. El autor fue el primer ganador del Herralde de Novela, en 1983, y por partida doble, ya que presentó otro manuscrito con seudónimo y quedó finalista con él también.

La ganadora fue El héroe de las mansardas de Mansard y la finalista, El hijo adoptivo, de la que más tarde se hizo una película. No recuerdo un caso al cuadrado parecido. Así que el idilio entre Jorge Herralde y Pombo fue inmediato, intelectual, apasionado y vital.

Se entiende que cuando el escritor cayó rendido ante los encantos del premio Planeta, que ganó en 2006 con La fortuna de Matilda Turpin, y de Destino, con el Nadal en 2012 con El temblor del héroe, Herralde se sintiera traicionado. O, en todo caso molesto, aunque no fuera la primera vez. Soledad Puértolas y otros autores han seguido, en algún momento, el mismo camino.

Las cantidades monetarias de los premios son muy seductoras. Ahora será Destino, la editorial que estaba publicando a Álvaro Pombo, la que se habrá sentido indispuesta. Pero los autores deben defender sus intereses y precisan cariño.

Pombo se hizo popular en la época de las primeras tertulias televisivas donde el escritor era un valor. Fue Manuel Hidalgo quien reunió en el mismo plató a, ¡siéntense!, Álvaro Pombo, Luis Antonio de Villena, Andrés Amorós, Francisco Ayala y Manuel Leguineche.

Ahí estaban los seis departiendo sobre "la actualidad inmediata", cuentan las crónicas de entonces. Destacaba Pombo. Un siempre animado, divertido, gesticulante y original escritor que descubrió a la audiencia un nuevo estilo: se podía ir a la profundidad de los temas sumergiendo lo superficial.

En la operación ha sido fundamental el trabajo de Silvia Sesé, que lo fichó para Destino y ahora en Anagrama, el de Jorge Herralde, feliz con la vuelta, y el de Silvia Bastos, su agente.