LIBROS

'Experimento de amor', de Hilary Mantel: las historias que sirven

El fallecimiento de Hilary Mantel abre una reflexión sobre su literatura

La escritora Hilary Mantel.

La escritora Hilary Mantel. / ARCHIVO

Elena Medel

Carmel y Karina charlan sobre su examen de ingreso en el colegio de monjas. Carmel -la narradora- advierte que la conversación rompe un silencio largo, no por falta de intimidad, sino porque las adolescentes se conocen tanto que la situación tensa su vínculo: ¿y si una ocupa el lugar que la otra cree merecer más? Al comparar sus respuestas, Karina cae en su error: ha fallado en algo que debería saber. "Me di cuenta de que en el fondo no hablábamos el mismo idioma", lamentará Carmel. La confusión de Karina descubre muchos pliegues: muestra el origen -geográfico, socioeconómico- de su familia, y con su opinión Carmel lo enfrenta al suyo. La escena se engarza con trazos sutilísimos -callan, intentan no revelar demasiado, callan otra vez-, que al mismo tiempo dejan su honda marca en la historia. La palabra que Karina escogió, diferente a la correcta -la de Carmel-, define sus circunstancias.

Quienes resuman a Hilary Mantel como novelista histórica se perderán este libro que escapa de los moldes: Experimento de amor (1995; Destino, 2016), con traducción de Albert Vitó. Sirve como novela de formación, pese a que el verdadero aprendizaje rebasa el de sus protagonistas -tres amigas: Carmel, Karina y Julianne- y señala a una sociedad: la Inglaterra de los sesenta, en la que por las grietas de las estructuras sociales asoman los problemas de género, clase y raza. Plantea un cuestionamiento salvaje de las relaciones personales: la familia, la amistad entre mujeres, la pareja. Sirve como novela política, porque desde la intimidad erige una mirada a la construcción de la identidad y la ideología: la presencia del catolicismo en la educación de las chicas, el feminismo que no estalla aún pero ya cala en su actitud y sus decisiones. Por tono y espíritu emparienta con Edna O’Brien, a la que Mantel -tan generosa- homenajea en la novela: personales y políticas.

También admiramos Experimento de amor en lo formal. Mantel dispone un juego de tiempos que fluyen en cadena, con una narradora recordando sin nostalgia, consciente de que en muchas ocasiones -sobre todo en las de mayor vulnerabilidad, lejos del privilegio- cualquier tiempo pasado fue peor; una Carmel madura que avanza entre el tiempo de la universidad -la primera juventud- y el de la escuela -la infancia-, hasta fundirse en una sola línea de memoria. Y los detalles, y la ambición sensorial de su prosa. Al describir el olor de la espuma de afeitar del padre, nuestra habitación se almizcla; los desayunos toscos de la residencia -beicon, huevos revueltos- los masticamos al leerlos.

Estos elementos de Experimento de amor conformaron las apuestas de su obra. Los retomó en La jaula de cristal, un thriller sobre la situación de las mujeres en los países árabes, y en sus novelas históricas: la trilogía de Cromwell, esa monumental reflexión sobre el poder y la clase, o La sombra de la guillotina y su inmersión en la Revolución Francesa, más poder y más política. 

Mantel partía de formas insertadas en la cultura popular, acaso pensando con Marshall McLuhan que el medio es el mensaje, y equilibró vocación masiva y ambición literaria: ahí la decisión acerca de qué se cuenta, cómo se cuenta, para quiénes. La obra de Hilary Mantel transmite el entusiasmo por la ficción, el gusto de narrar por gusto, pero también la intención de que las historias sirvan: para comprender la época en la que sucedieron, pensando en En la corte del lobo y Una reina en el estrado y El trueno en el reino, y comprender la manera en la que esa época moldeó la que vivimos. "Me di cuenta de que en el fondo no hablábamos el mismo idioma", lamentó Carmel. Un mismo idioma que no alcanza. ¿Qué le falta? ¿Para qué? Sirva como poética. 

'Experimento de amor'

Hilary Mantel

Ediciones Destinos

320 páginas | 18 euros