CRÍTICA DE LIBROS

‘Yo, una novela’, de Minae Mizumura: entre dos mundos

La obra sitúa en el centro de su peripecia la pregunta por el idioma

La escritora Minae Mizumura.

La escritora Minae Mizumura. / ARCHIVO

Ricardo M. Salmón

Nacida en una familia tokiota de clase media en 1951, a los 12 años Minae Mizumura se mudó a Long Island, Nueva York, en compañía de su hermana Nanae y de su madre, para seguir los pasos de su padre, que había sido empleado meses antes por una empresa norteamericana. Durante una fría y larga jornada de invierno, exactamente veinte años después de aquel viaje que propició el reencuentro familiar y sancionó el inicio de una nueva vida, las hermanas Mizumura recapitulan, a través de una serie de conversaciones telefónicas, las circunstancias de su trayectoria desde entonces: sus logros, sus fracasos, sus anhelos. Al fondo, como tema capital, surge la relación que cada hermana ha establecido con el american way of life y, por extensión, con la delicada pregunta por la identidad; de forma más puntual, y desde el punto de vista de la escritora que Minae aspira a ser, asoma la relación compleja, insatisfactoria y a la vez fecunda, que ambas hermanas han mantenido con su lengua de adopción, el inglés, y con su lengua materna, el japonés, y lo que en una y otra han hallado de condena y de liberación.

Mientras Nanae ha confiado desde pronto en el inglés como la llave maestra que le permitiría acceder a un mundo alternativo, Minae ha construido su fortaleza interior en torno al recuerdo del japonés y de su extraordinaria singularidad, no ya solo con respecto al árbol de las lenguas indoeuropeas, sino dentro del propio ecosistema ideográfico. Frente a la dictadura del inglés como lingua franca, Minae ha decidido consolidar los vínculos con su país de nacimiento no solo resistiéndose a una inmersión total en la lengua de adopción, sino conformando su cosmovisión y su sensibilidad gracias a la lectura de ciertos hitos de la literatura moderna japonesa. Más allá de una operación sentimental, esta apuesta de la menor de las hermanas Mizumura acabará significándose, cuando su deseo de escribir termine por concretarse en una obra tangible y real, en una singularísima literatura del yo, pues la escritora escogerá para expresarse no la lengua que coincide con su madurez intelectual y física, el inglés en este caso, sino el japonés que ha seguido cultivando como una suerte de tierra íntima que ni el tiempo ni las modas ni la presión social han logrado expugnar. Con su resistencia a los inevitables procesos de aculturación lingüística que cualquier emigrante vive, Minae no solo ha mantenido indemne el recuerdo de Japón en su corazón, sino que se ha negado a disociar su origen de su devenir. Por ello, Yo, una novela es mucho más que el testimonio de una escritora que explica los motivos por los que escribe. Es un texto que sitúa en el centro de su peripecia la pregunta por el idioma, un idioma que ya no solo va a comprometer lo que el escritor dice, sino que va a redefinir los límites de su mundo y sus distintas funcionalidades: la poética, la expresiva y por supuesto la ideológica.

'Yo, una novela'

Minae Mizumura

Traducción de Luisa Borovsky

Adriana Hidalgo Editora

416 páginas | 23 euros