MISCELÁNEA

He venido a hablar de mi libro: Lara Moreno

En 'La ciudad' quería analizar por qué las relaciones de maltrato son cárceles, aunque no haya violencia física

La escritora Lara Moreno, autora de 'La ciudad'

La escritora Lara Moreno, autora de 'La ciudad' / Fabrizio Cortesi

Lara Moreno

El verano de 2018, una amiga me prestó su ático con terraza en la calle Verdi de Barcelona. Yo andaba huyendo de mí misma y de algunas otras cosas, y estuve saltando por la geografía patria sostenida por manos amigas. En aquella terraza alta, prendida del cielo, una mañana comencé a escribir La ciudad, antes de que apretara el calor. El primer capítulo salió de mí como una exhalación, algo que se desbordaba, como cuando un poema se te cae del cuerpo sin poder evitarlo.

En mi cuaderno de notas, había perfilado tres mujeres y una ciudad. Después de dos novelas ambientadas en lugares más o menos rurales (más o menos opresivos en su propia geografía y condición), quería lanzarme de una vez por todas a contar la urbe. Una urbe concreta, Madrid, en la que yo misma vivo desde hace casi veinte años y que es el modelo de gran ciudad (con el filtro España) por antonomasia. No tenía pensado arrancar contando una historia de maltrato, in medias res. 

En mis notas, Oliva aparecía como una mujer "española, blanca, con problemas por la custodia de su hija, con una relación conflictiva, con algunos problemas de dinero". Poco más. Pero en el momento de enfrentarme ante esa página en blanco, me di cuenta de que quería desmenuzar los entresijos de una relación peligrosa, asfixiante, corrosiva, la de una mujer con su maltratador. Con un maltratador que no pega y no mata, pero que ejerce la violencia como modo de sometimiento, en sus múltiples formas.

Mundo infecto

Quería levantar ese mundo infecto y analizar por qué las relaciones de maltrato son cárceles, aunque no haya violencia física, aunque la víctima pueda valerse por sí misma económica y socialmente, aunque pertenezca a la clase media, aunque haya estudiado una carrera, sea de izquierdas y lea libros. El yugo es el mismo y nace de la violencia de género. Quería contar que nos puede pasar a todas, sin excepción. Eso quería contar. Eso he contado.

Damaris y Horía llegaron inmediatamente después. La dificultad en el trabajo de creación de las tres mujeres ha sido, creo, semejante en su hondura, pero muy diferente en su metodología. Por primera vez en una novela (e intuyo que ya siempre será así), he tenido que documentarme y estudiar, para asomarme a mundos que no son el mío. Para intentar trasladar realidades que están a nuestro lado pero desconocemos e ignoramos.

"La ciudad somos todos. Es nuestro sistema, nuestro desequilibrado mundo. La enorme y profunda brecha por donde caemos"

He escrito las vidas de Damaris y Horía con el temor de ser condescendiente, de estar construyendo estereotipos desde el privilegio y la ceguera, de pulsar teclas indebidas y erróneas. Me he esforzado por que no sea así, pero no soy yo quien tiene que juzgar eso.

Ya en Por si se va la luz me metí en la piel de un señor octogenario que no había salido jamás de su pueblo y de un hombre de cincuenta cansado de vivir, sí. Tampoco esos eran mis mundos. Pero no es lo mismo. Aquí, a través de Damaris y Horía intento hablar de nosotros y de nosotras: de nuestro racismo y nuestro clasismo. He querido mirarlas, para vernos.

Sé que Oliva ocupa muchas más páginas que las otras dos. Sé que parece el personaje principal. Quizá lo sea, dentro de los márgenes narrativos. Pero, desde mi lugar como creadora, las tres son igual de importantes. Que a Damaris y a Horía se las vea menos es, inevitablemente, parte del mismo espejo. 

La ciudad está ahí, palpitando siempre, la ciudad es ese edificio de la plaza de la Paja donde en silencio viven las tres mujeres su propio horror y su cotidianeidad. La ciudad somos todos. Es nuestro sistema, nuestro desequilibrado mundo. La enorme y profunda brecha por donde caemos, por donde caen, siempre unas más que otras.

'La ciudad'

Lara Moreno

Lumen

328 páginas. 18,90 euros