TIEMPO PARA LEER

Totón Comella: "En la lectura hay respuestas a muchas preguntas que nos hacemos"

Diseñadora de ropa de baño, la fundadora de las empresas Commelle y antes TCN, clasifica todos sus libros y los enumera en una libreta escrita a mano. considera el orden una obsesión. Lo digital la supera demasiado

La diseñadora Totón Comella.

La diseñadora Totón Comella. / ALBERT BERTRAN

Anna R. Alós

P. De pequeña quería ser…

R. Bibliotecaria. Iba a la biblioteca del pueblo y miraba aquellas fichas de libros, tan ordenadas. Me pasé un año en la cama por un tema de salud y mi padre me llevaba libros cada día porque el librero, Carlos Badía, era amigo suyo. Tengo una libreta con un listado de libros numerados y clasificados por temas: vida, sentimientos, empresa… porque soy compulsivamente ordenada, no tengo memoria y si apunto controlo. La libreta es porque soy analógica, lo digital me supera, si no es sobre papel olvido lo que leo.

P. ¿Relee mucho?

R. Hay tres libros fundamentales, esos que guardo subrayados y abro una y otra vez. Uno de ellos es La muerte de un amanecer, de la escritora Elisabeth Kübler-Ross, también El tercer ojo, la autobiografía de T. Lobsang Rampa, y Las voces del desierto, de Marlo Morgan. También un libro que mi abuela forró a mano, El poder del pensamiento, de Sweet Marden, una edición de 1916, y Donde el corazón te lleve, de Susana Tamaro, una preciosa novela de ficción que releo siempre que no sé dónde refugiarme. Cuando perdí a mi hermano pasé muy mala época y la lectura me ayudó mucho. Abrir un libro es encontrarme con un agujero en el que hay historias, personajes, paisajes, casas, sentimientos, un mundo que desconozco y alguien tiene la generosidad de mostrarme. Es fascinante. Debo decir que en la lectura hay respuestas a muchas preguntas que nos hacemos.

P. ¿Leer le influye?

R. Sí, porque lloro, sonrío, tengo miedo, he llegado a marearme al leer. Por ejemplo, con Los pilares de la tierra, de Ken Follett, cuando describe al hombre vivo colgando sobre la hoguera, cómo las gotas de grasa caen sobre las llamas y las hace chisporrotear. Mi imaginación no tiene ningún tipo de límites, lo veo. Lo siento. Y aprendo, como con Pensamiento visual, de David Sibbet, una lección de empresa.

P. O sea que las palabras bien escritas valen más que una imagen.

R. Claro. Absolutamente. Para mí tiene muchas más fuerza la palabra que la imagen. Cuando diseño una colección la veo colgada y lo mismo me pasa al leer, todo se reproduce en mi mente. Mi madre cada año compraba el libro que ganaba el premio Planeta, y cuando murió lo seguí haciendo por tradición. No siempre los leo, es verdad, pero los localizo rápido, los lomos son todos rojos.

'Los pilares de la Tierra'

Autor: Ken Follett

Traductora: Rosalía Vázquez Tomás

Editorial: Debolsillo

1040 páginas. 12,30 euros